La farsa pluralista

Olavo de Carvalho

O Globo, 11 de junio de 2005

 

 Una de las se�ales m�s alarmantes de la degradaci�n intelectual brasile�a es la deshonesta desenvoltura con la que los llamamientos al �pluralismo� aparecen en la boca de unas personas que nunca han hecho ni desean hacer ni el m�s m�nimo intento de absorber alguna idea diferente de aqu�llas a las que adhirieron en su juventud y nunca m�s abandonaron.

 Abaratado, vaciado de su contenido concreto, que es el esfuerzo de la mente por superar sus preferencias habituales y admitir verdades que la insultan y hieren, el �pluralismo� se reduce a un eslogan demag�gico que s�lo sirve para camuflar la realidad brutal del �centralismo democr�tico� leninista � la libre discusi�n entre los concordes. La perversi�n del sentido de los t�rminos sirve ah� para legitimar la marginaci�n y la represi�n de las voces antip�ticas al consenso auto-satisfecho, f�cilmente etiquetables, por eso mismo, como dogm�ticas, autoritarias, etc. La perversi�n culmina en la completa inversi�n: el �pluralismo� se convierte en el nombre del m�s represivo e intolerante �unanimismo�.

 �se es el resultado al que se llega cuando se cacarea ese nombre en la plaza p�blica, como emblema de probidad, antes de haber cultivado en la intimidad del alma, entre perplejidades y angustias, lejos de los aplausos y de todo lucro pol�tico, la realidad que designa.

 El verdadero pluralismo no puede existir sin, al menos, dos condiciones, una objetiva y otra subjetiva.

 La primera es la existencia de una aut�ntica variedad de opiniones en circulaci�n. Esa condici�n, en Brasil, no se cumple ni en el periodismo, ni el en mercado de libros, ni en la educaci�n. En el primero, la gama de opiniones admitidas va del izquierdismo radical al socialismo light, quedando lugar a duras penas para un liberalismo t�mido, auto-limitado a los temas econ�micos y deseoso de no parecer anticomunista (el PFL, por ejemplo, s�lo usa el t�rmino eufemista �populismo�). En las librer�as, la ausencia de obras representativas del pensamiento conservador viene de tan lejos que la leyenda de la superioridad intelectual de la izquierda es considerada por el p�blico lector como una verdad de sentido com�n s�lo desconocida por los analfabetos e incapaces. En los colegios, la propaganda comunista es tan omnipresente que ya ni es identificada como tal: las ideas del Manifiesto de 1848 son transmitidas como expresiones del saber cient�fico tout court, neutral y por encima de las ideolog�as. No por coincidencia, son los creadores de ese estado de cosas los que m�s usan la excusa del �pluralismo� para justificar la represi�n de los discordantes, con frecuencia recurriendo a las acusaciones de �da�o moral colectivo� ante la menor opini�n que les irrite, como ya han hecho conmigo y con Mons. Eug�nio Sales, trasladando el debate del terreno de los argumentos al de la represi�n jur�dico-policial, donde esos ap�stoles de la libre expresi�n se sienten m�s a gusto. Ir�nicamente, legitiman esa actitud explotando el terror y el p�nico de una vuelta a los �a�os de plomo� � �al mismo tiempo que nos acusan a nosotros, sus adversarios, de ver fantasmas por todas partes! � y explotando as� la ingenuidad popular que lo ignora todo sobre aquella �poca, especialmente que entonces hab�a mucha m�s libertad para el izquierdismo, en las redacciones, en los colegios o en el mercado de libros, que hoy para aquel que es o parece derechista. La dictadura censur� noticias y proces� a algunos periodistas e intelectuales (en n�mero mucho menor de lo que en general se imagina), pero nunca adopt� una pol�tica de �ocupaci�n de espacios�, como hicieron despu�s los izquierdistas, para expulsar a sus adversarios de los locales de trabajo por medio del boicot y de la intimidaci�n. Al contrario, el izquierdismo conquist� ah� su hegemon�a precisamente en aquellos a�os.

 La segunda condici�n para el pluralismo es la larga y voluntaria inmersi�n del alma en un mar de dudas y de confusiones atroces, incompatible con las tomas de postura radicales y definitivas que los demagogos exigen a la juventud. Explicar� m�s sobre eso en un pr�ximo art�culo. 

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Como no es bueno gastar todo el espacio de esta columna en debates con incapaces, he puesto en mi website, www.olavodecarvalho.org, algunas notas finales sobre el art�culo �Plaga fascista�, publicado por el Dr. Grijalbo Fernandes Coutinho en O Globo del 21 de mayo.