En la inopia
Olavo de Carvalho
O Globo, 19 de febrero de 2005
"El gobierno del presidente Lula es tan visceralmente petista, a pesar del peque�o n�mero de ministerios en manos de siglas aliadas, como el del presidente Bush es republicano", asegura O Estado de S. Paulo en su editorial del d�a 16. Es una muestra, entre mil, de la distancia cada vez m�s infranqueable que se abre entre la realidad del mundo y la imaginaci�n de los brasile�os, especialmente de los �formadores de opini�n�.
Al leer ese p�rrafo, un amigo americano me envi� las siguientes informaciones: �Como recordar�s, el jefe de la Casa Civil brasile�a declar�, al final del primer a�o de gobierno, que, despu�s de haber hecho 19 mil nombramientos para cargos de confianza, el gobierno Lula pretend�a hacer todav�a otros 20 mil. El Presidente de EUA, si cambiase a los ocupantes de todos los cargos de confianza que dependen de �l, no llegar�a a los 4 mil. Y Bush no cambi� ni a la mitad, pues mantuvo al personal de Clinton incluso en cargos como el de director de la CIA (Tenet). El Departamento de Estado es dem�crata de arriba a abajo, con algunas excepciones en los cargos m�s altos. El porcentaje de dem�cratas es del 80-90% en los �rganos p�blicos en Washington.�
La s�ntesis indisoluble de ignorancia, mendacidad y presunci�n � sin hablar del triunfalismo lulochavista y del antiamericanismo psic�tico � marca la t�nica no s�lo del periodismo brasile�o, sino de todos los debates p�blicos de este pa�s. Desde el ascenso de la elite izquierdista de los a�os 60 a la condici�n de gu�a de los destinos nacionales, nos hemos convertido en una tribu de idiotas ciegos, satisfechos del fracaso, cultivadores de lo despreciable, devotos de la nulidad. Una naci�n fuerte como EUA puede salir ilesa de un tsunami de estupidez multiculturalista, izquierdista, feminista, gayzista. En Brasil, esa oleada arranc� las d�biles ra�zes de la cultura superior, devolvi�ndonos de rebote al provincianismo colonial. Las elecciones del 2002 fueron la culminaci�n inevitable de d�cadas de odio a la inteligencia: votamos a Lula porque es un incapaz y la exigencia de capacidad nos humilla. Consideramos que la diferencia de coeficiente intelectual es una injusticia social a ser abolida por decreto, el conocimiento un lujo indecoroso, la informaci�n correcta un odioso truco de la propaganda imperialista.
El Brasil de hoy no ignora solamente al mundo. Se desconoce totalmente a s� mismo. La semana pasada, la atenci�n nacional se concentr� obsesivamente en las elecciones para la Mesa de la C�mara, festej�ndolas o maldici�ndolas como una derrota del partido gobernante. Yo ser�a el �ltimo en menospreciar la bravura del diputado Bolsonaro, autor principal de la haza�a. Pero, en esos mismos d�as, el acontecimiento m�s decisivo de los �ltimos a�os pas� totalmente ignorado por los medios de comunicaci�n y por el p�blico: el mando del Ej�rcito brasile�o est� en negociaciones con el gobierno comunista de Vietnam para adoptar como doctrina militar nuestra la �Estrategia de la Resistencia� heredada de Ho Chi Minh. �Resistencia contra qu�? Contra el �invasor�. �Qu� invasor? Los EUA, naturalmente. Una invasi�n de OVNIS es m�s probable, pero, en la estrategia nacional, la escala de inminencia de los peligros no cuenta. Lo que cuenta es usar nuestro Ej�rcito como instrumento de una grotesca profec�a auto-realizable destinada a crear, de la nada y por pura escenificaci�n, una futura hostilidad abierta entre nuestro pa�s y los EUA. Con eso, los hombres de uniforme, despu�s de vapuleados, humillados y marginados durante a�os por el esquema izquierdista triunfante, reciben de sus perseguidores la generosa oferta de reintegrarse a la sociedad decente, ahora en la condici�n de d�ciles servidores del �Foro de S�o Paulo�.
Lo que esa noticia suprimida significa es que, tras la implantaci�n de la hegemon�a cultural y la conquista del poder pol�tico en varios pa�ses, la estrategia de dominaci�n comunista en el continente sufre un upgrade notable, pasando al estadio de su consolidaci�n militar. Al lado de eso, la elecci�n del Sr. Severino Cavalcanti para la Presidencia de la C�mara es la apoteosis de la irrelevancia. Eso no modificar� en nada el curso de las cosas. Lo ha dicho el propio Sr. Presidente de la Rep�blica, y con raz�n.
S�lo una oposici�n conservadora ideol�gicamente consistente y estrat�gicamente ambiciosa como adversaria suya podr�a plantar cara a la situaci�n real. Pero eso, en el Brasil de hoy, es impensable.