El esp�ritu del fallecido
Olavo de Carvalho
Zero Hora, 12 de diciembre de 2004
Todos sabemos que, si los comunistas mataron a cien millones de personas, lo hicieron por un elevado sentimiento moral y por amor a la especie humana, y que, si el cincuenta por ciento de los americanos colaboran regularmente en las campa�as de caridad, es por astucia maquiav�lica y ego�smo premeditado.
Todos sabemos que, si el obrero chino gana treinta d�lares al mes y el americano tres mil, es porque el primero est� protegido por un gobierno benevolente y el segundo se encuentra abandonado a los horrores de la seguridad social capitalista.
Todos sabemos que, si China ocupa el T�bet desde hace d�cadas y ha matado ya a un mill�n de tibetanos, lo ha hecho basada en s�lidas razones del derecho internacional, mientras que la ocupaci�n americana de Irak, que ha causado veinte veces menos v�ctimas que las que el extinto r�gimen de Sadam Husein produjo en tiempo de paz, es una intolerable y cruenta violaci�n del orden mundial.
Todos sabemos que, si los americanos desperdician la oportunidad de obtener lucros comerciales en Cuba y en vez de eso prefieren enviar donativos en dinero a los habitantes de la isla, lo hacen por maldad, sed de d�lares, voracidad capitalista y deseo insano de ver a todos los cubanos muertos.
Todos sabemos que, si los comunistas proh�ben las elecciones en los pa�ses que invaden, es para impedir que sean elegidos tiranos pro-imperialistas, mientras que, si los americanos las promueven en los pa�ses que ocupan, es para esclavizarlos mejor mediante la patra�a de la democracia.
Todos sabemos que, si las compa��as americanas de petr�leo se quejaron de que la guerra de Irak s�lo les iba a ocasionar perjuicio, s�lo fue para enga�ar a los memos, porque es p�blico y notorio que George W. Bush promovi� la invasi�n para ganar dinero con el petr�leo. Tambi�n sabemos que, si la elite de la ONU, Alemania y Francia se enriqueci� durante dos d�cadas con el petr�leo de Sadam Husein, fue con la mejor de las intenciones paternales, tanto que se esforzaron por impedir que los EUA robasen al pueblo iraqu� esa preciosa riqueza nacional suya.
Todos sabemos que, si Al Gore dijo �Los brasile�os piensan que Amazonia es suya, pero nosotros sabemos que es nuestra�, eso demuestra que su partido es el defensor de Brasil contra la voracidad imperialista de los malditos republicanos. Inversa y complementariamente, todos sabemos que, si el gobierno Bush ve con buenos ojos la entrada de Brasil en el Consejo de Seguridad de la ONU, es porque quiere mantenernos en la condici�n humillante de pa�s de segunda categor�a.
Todos sabemos que, si la extrema derecha israel� vive tramando atentados contra Ariel Sharon, eso prueba que es un extremista de derecha.
Todos sabemos que, si los movimientos nazis y neonazis en su totalidad est�n aliados con el terrorismo musulm�n en su lucha contra George W. Bush, eso es la prueba definitiva de que el nazi es George W. Bush.
Todos sabemos que, si la industria del libro izquierdista alcanz� durante el r�gimen militar sus �ndices m�s altos de producci�n y lucro, fue porque esos libros estaban prohibidos y nadie pod�a comprarlos.
Todos sabemos que el que Fidel Castro haya matado a cien mil personas es infinitamente menos indignante que el que nuestro gobierno matase a algunas decenas, siendo �sa la raz�n supremamente �tica por la que nuestros bravos guerrilleros se aliaron con el primero en contra del segundo.
Todas esas lecciones � o la infinidad de sus equivalentes � son diariamente transmitidas a los brasile�os en instituciones de ense�anza, pel�culas, libros, programas de TV y noticias de peri�dico. Se han impregnado tan profundamente en la mentalidad nacional que hasta los que desconf�an de la sanidad de las mismas tienen miedo de rebatirlas en p�blico y prefieren eludir el tema con la excusa de que el comunismo no constituye ning�n problema, porque muri� en la d�cada de los 80.
Debi� morir efectivamente, puesto que su esp�ritu desmaterializado, invisible e innombrable, se ha propagado por el aire y se ha adue�ado de muchos millones de almas.