Burrada tremenda

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 3 de octubre de 2004

 

 

M�s que odio a las Fuerzas Armadas, el foll�n montado por la asociaci�n de rectores (Andifes) contra la garant�a de plazas para los militares en las universidades denota el analfabetismo funcional de Sus Excelencias.

 

La ley que ha provocado la indignaci�n de la entidad trata de impedir que el militar estudiante quede en desventaja ante sus colegas civiles, y que sufra esa injusticia precisamente en virtud del servicio que presta a un Estado investido del derecho de trasladarlo constantemente de ciudad. La ley corrige un desequilibrio constitutivo de la condici�n del soldado, restableciendo la igualdad de oportunidades entre los alumnos de uniforme y los de paisano, �stos, por cierto, casi siempre de clase m�s rica.

 

Interpretar eso como �privilegio� es invertir el sentido de los t�rminos, de la relaci�n l�gica entre los mismos y de la realidad que les corresponde. �se no es un punto que dependa de opiniones, de valores, de opci�n personal. Es cuesti�n simplemente de comprender un texto - y eso parece sobrepasar la capacidad de los se�ores rectores.

 

No lo digo para atacarlos, sino para defenderlos. Si exceptuamos la ineptitud, la �nica hip�tesis que queda para explicar su actitud ser�a la incomprensi�n deliberada, maliciosa, empe�ada en alterar el sentido de la ley para fomentar criminosamente el prejuicio antimilitar y provocar una crisis institucional. Pues la Ley 9.536, de 1997, ofrece la misma garant�a a los militares y a los funcionarios civiles, pero la Andifes protesta exclusivamente contra su aplicaci�n a aqu�llos, no a �stos. �Es confusi�n o malicia? En la primera hip�tesis, esa asamblea de sabios invierte el sentido de la palabra �privilegio� simplemente porque no lo comprende. En la segunda, utiliza maquiav�licamente una inversi�n deliberada para instigar las ambiciones de una clase en detrimento de la otra, frot�ndose las manos de contento por haber conseguido explotar con astucia las contradicciones de los intereses dentro de la estructura del Estado. Los se�ores rectores o son muy burros, o son unos chanchulleros revolucionarios. Como no forma parte de mi naturaleza atribuir malas intenciones a nadie, escojo decididamente la primera alternativa. Queda, claro est�, la posibilidad de que haya en sus cabezas una mezcla de ambos componentes, pero, en ese caso, su psicolog�a se vuelve ya demasiado compleja como para ser analizada en un art�culo de peri�dico.

 

En cualquier caso, la incapacidad es un factor presente, y de por s� ya es lo suficientemente grave.

 

La ineptitud de la elite universitaria es la causa m�s inmediata y general de los males que acometen a este pa�s, y la complacencia, cuando no el afecto masoquista de la sociedad para con esa clase de mentecatos subvencionados, ya ha superado, desde hace tiempo, el l�mite de seguridad allende el cual una naci�n corre peligro de perder, junto con su conciencia intelectual, su capacidad de supervivencia.

 

Pero la arrogancia de la Andifes contra las Fuerzas Armadas se vuelve a�n m�s disparatada cuando, como se sabe por los resultados de los ex�menes, de las instituciones de ense�anza superior, pr�cticamente s�lo las militares honran a la educaci�n brasile�a. Las dem�s - p�blicas y privadas - en general no son nada m�s que tubos digestivos, en los que por un lado entra el dinero del pueblo en impuestos o mensualidades, y por el otro sale anualmente un aluvi�n de incompetentes.

 

Si exceptuamos las glorias de nuestra ingenier�a aeron�utica, m�rito de los militares, la contribuci�n de los universitarios brasile�os al progreso del conocimiento humano es pr�cticamente nula. Inconmensurable, en contrapartida, es su contribuci�n al incremento del odio revolucionario y de la creencia mesi�nica en el futuro de la estupidez socialista. Los dos factores est�n interrelacionados: la demagogia izquierdista, Ersatz consagrado de los estudios �serios�, es una v�a preferente para medrar en la vida sin ning�n esfuerzo, con la ayuda del corporativismo depredador y de unos intereses partidistas infames.

 

�Tolerancia cero� con la impostura acad�mica es la condici�n previa para cualquier esperanza de un Brasil mejor. Es insensato pretender que un pueblo pueda primero resolver sus problemas para s�lo despu�s tratar de aprender lo que tiene que aprender.

 

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PS � La medida cautelar dictada el jueves por el juez federal Aroldo Jos� Washington, de la 4.� Vara Federal Civil de S�o Paulo, a favor de las pretensiones de la Andifes, s�lo deja en suspenso el parecer de la Abogac�a General de la Uni�n que garantizaba las plazas para los militares, pero no la Ley n� 9.536, fundamento de esa garant�a, que sigue vigente.