Cuba en n�meros

Olavo de Carvalho

O Globo, 7 de agosto de 2004

 

 El economista Armando M. Lago, presidente de la C�mara Iberoamericana de Comercio y consultor del Stanford Research Institute, que est� realizando desde hace a�os un censo de las v�ctimas de la dictadura castrista, acaba de anunciar la conclusi�n de sus investigaciones. Los n�meros, que abarcan el per�odo de 1959 hasta hoy, ser�n publicados dentro de poco con el t�tulo �Libro Negro da Revoluci�n Cubana�. Son los siguientes:

 Fusilados: 5.621. Asesinados extrajudicialmente: 1.163. Presos pol�ticos muertos en la c�rcel por malos tratos, falta de asistencia m�dica o causas naturales: 1.081. Guerrilleros anticastristas muertos en combate: 1.258. Soldados cubanos muertos en misiones en el exterior: 14.160. Muertos o desaparecidos en intentos de fuga del pa�s: 77.824. Civiles muertos en ataques qu�micos en Mavinga, Angola: 5.000. Guerrilleros de Unita muertos en combate contra tropas cubanas: 9.380. Total: 115.127 (no incluye las muertes causadas por actividades subversivas en el exterior).

 La dictadura militar brasile�a, seg�n fuentes izquierdistas, mat� a trescientas personas. Fulgencio Batista a tres mil. Pinochet a tres mil. S�melo todo, multipl�quelo por veinte y obtendr� la medida aproximada de los elevados ideales humanitarios del r�gimen cubano. A la luz de esos n�meros, aparece evidente la buena fe, la honradez de aquellos h�roes de la libertad que, indignados con el golpe militar de 1964, fueron a buscar en Fidel Castro la ayuda y la inspiraci�n para restaurar la democracia y los derechos humanos en Brasil. Nada m�s justo que alimentar a esas personas con abundancia de dinero p�blico hasta el fin de sus d�as. Digo esto sobre todo porque algunas de ellas, profesionalizadas entonces como oficiales del servicio secreto militar cubano, pueden tener dificultades para recibir su sueldo por v�a bancaria sin llamar la atenci�n de Hacienda.

 Respecto a los datos antes reproducidos, es in�til buscarlos en los medios de comunicaci�n brasile�os, que, paralizados por un exceso de escrupulosidad profesional, desde hace a�os dudan entre ocultar por completo las atrocidades cubanas y divulgar de vez en cuando algunas de las menores para no se�alar las mayores. Los he encontrado en el site www.netforcuba.org, uno de los m�s ricos en informaciones indeseables sobre el r�gimen cubano. No s� como hay gente capaz de publicar esas indecencias.

 Otro site, lo suficientemente malvado como para divulgar incluso llamamientos lacerantes de presos pol�ticos cubanos torturados, como si la delicada sensibilidad del p�blico brasile�o no fuese contraria a esas cosas, es http://notalatina.blogspot.com. Yo, por mi parte, jam�s lo leo. S�lo creo en Michael Moore.

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 Desde hace por lo menos quince a�os que vengo diciendo: ��Quieren saber qu� es entreguismo? Esperen que el PT llegue al poder.� M�s r�pidamente de lo que me imaginaba, el gobierno petista habla ya de entregar la Amazonia al control de ONGs internacionales, tent�culos del imperialismo global de la ONU. �Cu�nto tiempo m�s tardar� en completar el silogismo el enc�falo patrio, percat�ndose de que el bello discurso de la izquierda nacional contra el �imperialismo de George W. Bush� nunca fue m�s que un truco evasivo usado para encubrir la penetraci�n de un poder imperialista m�s temible que diez mil Bushs? El fil�sofo Raymond Abellio, que nos conoc�a bien, dec�a que en esta parte del mundo la marcha de la inteligencia no sigue el ritmo de la Historia, sino el tiempo geol�gico.

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Mi art�culo �La justicia de Ner�n� denunciaba la artima�a judicial prepotente y fascista usada por el movimiento gay para silenciar a un enemigo y chantajear a las autoridades mediante una amenaza velada de difamaciones en masa. No pudiendo responder nada a eso, algunos articulistas y mensajeros afines al movimiento han preferido desviar la conversaci�n hacia las bellezas del amor homosexual -- de las cuales o contra las cuales yo no hab�a dicho ni pensado absolutamente nada -- y hacia las invectivas de rigor contra los horrores de la moral judeocristiana, nazi como ninguna. Cambiar de tema, lo admito, es uno de los derechos humanos fundamentales. Pero queda la pregunta: �La t�ctica del asedio jur�dico colectivo movilizada contra Mons. Eug�nio Sales ser�a m�s digna si fuese utilizada por mil religiosos contra un gay?