Desinformaci�n total

Olavo de Carvalho

Jornal da Tarde, 22 de abril de 2004

 

 

Apenas se divulg� en Occidente la existencia de la desinformaci�n sovi�tica, la intelectualidad izquierdista se moviliz� a escala mundial para diluir el sentido t�cnico de la palabra y atribuir a ciertos gobiernos occidentales la pr�ctica habitual de la desinformaci�n, como si alguno de ellos tuviese un control de los medios de comunicaci�n similar al que disfrutaban los gobiernos comunistas, control absolutamente indispensable para el ejercicio de la desinform�tsia.

 

Hoy la palabra es usada predominantemente en el segundo sentido. En Brasil, no existe un solo lector de peri�dicos que no jure que George W. Bush manipul� los medios de comunicaci�n en la guerra de Irak. Y no hay ni uno siquiera que se percate de la simple imposibilidad f�sica de lo que est� diciendo.

 

Todo el que conozca algo de los medios de comunicaci�n de los EUA sabe dos cosas: (a) todos los principales peri�dicos y canales de TV, con las �nicas excepciones del Washington Times - el menor entre los grandes � y de la Fox, son masivamente pro-izquierdistas, anti-Israel y hasta antiamericanos; (b) la base de apoyo a George W. Bush est� en las emisoras de radio - especialmente en los talkshows �, en un mont�n inabarcable de peque�os peri�dicos conservadores y sobre todo en el periodismo digital. De esas dos observaciones se puede deducir la compresi�n de una tercera: de las dos corrientes de opini�n predominantes en los EUA, s�lo una tiene repercusi�n en el exterior. En Brasil, la visi�n que se tiene de la actualidad americana est� formada por el material que publican el New York Times, el Washington Post, la CNN, etc. Aqu� no llega nada de lo que un americano dice a favor de su propio pa�s. Incluso sin contar las contribuciones de la izquierda brasile�a (la pr�ctica totalidad de la clase period�stica local), s�lo eso basta para explicar por qu� el 90 por ciento de los brasile�os est�n en contra de los EUA. Y el odio que sienten es tan intenso que, a la vez que se hacen eco servilmente del discurso anti-Bush de los grandes medios de comunicaci�n americanos, creen piadosamente que esos medios son� �un instrumento de propaganda al servicio del imperialismo yanqui!

 

El p�blico brasile�o est� siendo entrenado para no percatarse de las fuentes ni del sentido de sus propias opiniones. Los medios de comunicaci�n se han convertido aqu� en un instrumento perfecto de embotamiento de las conciencias.

 

Es cierto que la desinformaci�n no ser�a desinformaci�n si no lograse camuflar su propia existencia. Pero el camuflaje total requiere la omnipresencia. S�lo un adversario desprovisto por completo de medios de expresi�n puede ser acusado veros�milmente de todos los cr�menes, hasta del de monopolizar los medios de expresi�n. Es el milagro de la �hegemon�a�, como lo defini� Antonio Gramsci: la ideolog�a dominante, invisible por su omnipresencia, dirige todos los odios contra un enemigo cuya ausencia misma es usada como prueba de su omnipresencia dominadora, misteriosa y por eso mismo supremamente abominable. El brasile�o de hoy, cuantas menos se�ales ve de la �propaganda americana�, m�s la odia.

 

De todas las fechor�as de la desinformaci�n nacional, sin embargo, ninguna se puede comparar con la explotaci�n de la indignaci�n nacionalista contra la �ocupaci�n de la Amazonia�. Esa ocupaci�n existe, pero las noticias al respecto son invertidas. Quienes est�n metiendo sus pezu�as en la Amazonia son ciertas entidades pro-comunistas como el Consejo Mundial de las Iglesias, las ONGs indigenistas protegidas por la ONU, etc., cuyos objetivos estrat�gicos en el continente son al menos tan antiamericanos como los de las FARC. Los periodistas c�mplices de la operaci�n logran camuflarla mediante simulacros de denuncias que resaltan la gravedad de la invasi�n y ocultan la identidad de sus autores, haci�ndolos pasar por �imperialistas americanos�.

 

Semejante inversi�n s�lo se ha conseguido en otros pa�ses durante poco tiempo y con objetivos limitados. El ejemplo m�s cl�sico fue la ofensiva del Tet, en la guerra de Vietnam. Los vietcong lanzaron un ataque en masa y les fue muy mal. Sus tropas fueron arrasadas. Perdieron 50 mil hombres y todos los objetivos conquistados. S�lo tuvieron �xito en un �nico lugar: invadieron la embajada americana en Saig�n durante algunas horas. Pero los noticiarios se concentraron en ese detalle visualmente impresionante, omitiendo todo el resto y dando la impresi�n de que los vietcong hab�an ganado la guerra. La opini�n p�blica se lo crey�, la popularidad del presidente Johnson sufri� un descalabro y la impresi�n de la derrota de los EUA fue oficializada como una derrota aut�ntica. El propio general Giap admiti� que su principal arma en la guerra hab�an sido los medios de comunicaci�n americanos.