Abajo los transg�nicos

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 7 de marzo de 2004

 

 

Informado de que Porto Alegre va a ser dentro de poco sede de un Tribunal Popular internacional para el juicio y previsible condena de los transg�nicos, me apresuro a colaborar con el �xito de la empresa, proporcionando a los excelent�simos se�ores magistrados algunos elementos de prueba sin los cuales la identificaci�n y castigo de los criminales resultar� demasiado problem�tica.

 

Las semillas transg�nicas son actualmente denunciadas como invenciones alimenticias malignas concebidas por el imperialismo americano para envenenar a la poblaci�n del Tercer Mundo y adem�s quedarse con su dinero a cambio de un catastr�fico simulacro de comida.

 

Pero el hecho es que, en Am�rica Latina, el mayor productor y al mismo tiempo consumidor de transg�nicos es Cuba. Pr�cticamente toda la agricultura cubana depende hoy de semillas transg�nicas, cuyo �xito econ�mico y virtudes alimenticias son constantemente alabados por el gobierno del Sr. Fidel Castro.

 

Pues bien, no es correcto que el tribunal, estando formado esencialmente por militantes y simpatizantes del socialismo, se empe�e en eliminar los transg�nicos de la parte capitalista del globo, en la que los partidos de la izquierda disfrutan a lo sumo de una autoridad parcial y relativa, y no haga nada por expulsar esas plantas malignas de un pa�s socialista, donde los capitalistas no mandan nada y no pueden ofrecer resistencia a tan saludable medida sanitaria. Tampoco est� bien combatir la entrada de las citadas semillas en un territorio en el que a�n no han penetrado y en el que hay tantos �requi�o�* dispuestos a impedirlas circular, cuando en cambio no se hace nada por detener su expansi�n en un peque�o pa�s que esas malvadas ya han dominado casi por completo y que, sobre todo, no ha sido dotado por la naturaleza con la presencia profil�ctica ni siquiera de un �nico �requi�o�.

 

Por el orden de las prioridades, pues, vengo a solicitar al egregio tribunal que establezca como art�culo prioritario de su agenda de trabajo el siguiente punto del d�a: ��Transg�nicos fuera de Cuba!� Eso ser�a lo m�s l�gico, lo m�s serio, lo m�s consecuente.

 

Observo, sin embargo, que los transg�nicos cubanos no s�lo siguen siendo bien recibidos en su tierra natal, sino que ya han extendido sus patitas (si es que los vegetales tienen patas) al territorio brasile�o, a trav�s del principal instituto cubano productor de esas semillas, que ha abierto una filial en Rio de Janeiro a trav�s del convenio con una universidad local.

 

En el caso de que el tribunal no diga ni una palabra contra esa amenaza inminente de envenenamiento de nuestra poblaci�n por parte de la agrot�cnica caribe�a, mientras hace caer implacablemente la mano de la justicia sobre los p�rfidos agentes vegetales del imperialismo, tendr� que concluir que, a su entender, debe haber una diferencia bioqu�mica esencial e irreductible entre los transg�nicos pol�ticamente correctos y los incorrectos, dirigi�ndose el instinto justiciero de dicha instituci�n s�lo contra estos �ltimos, jam�s -- �oh, jam�s! -- contra los primeros.

 

En esa hip�tesis, habr� que admitir adem�s, en buena l�gica, que el propio tribunal, oponiendo una barrera de �requi�o� a los transg�nicos yanquis, dejar� todo listo para la libre circulaci�n de sus equivalentes socialistas y revolucionarios, contra los que, concluidos los trabajos de la corte, ya nadie tendr� nada que objetar, excepto yo, claro est�, que no tengo la m�s m�nima importancia en el orden de las cosas y adem�s no entiendo ni papa de agricultura.

 

De donde se desprende, en la misma l�nea de razonamiento, que, si el propio gobierno cubano no est� dando una ayudita para el establecimiento de ese tribunal, y ni siquiera sabe por ventura de su existencia, sus simpatizantes y colaboradores tienen la obligaci�n de informarle al respecto cuanto antes, para que no pierda la oportunidad comercial de oro que la condena de los transg�nicos imperialistas va a abrir para sus competidores ideol�gicamente puros y sant�simos. Al fin y al cabo, socialismo tambi�n es business.

 

*Roberto Requi�o famoso pol�tico, gran opositor a los transg�nicos