Olavo de Carvalho
O Globo, 7 febrero 2004
Si alguno de mis colegas de periodismo a�n tuviera la caradura de negar los hechos que mencion� en mi art�culo anterior, no me dejar�a otra alternativa que apelar al tribunal de los lectores, remiti�ndolos al site http://www.nodo50.org/americalibre/consejo.htm para que vean con sus propios ojos la obscena simbiosis entre la narcoguerrilla colombiana y la farsa petista que nos gobierna.
La direcci�n es de �Am�rica Libre�, versi�n period�stica del �Foro de S�o Paulo�, fundada por (�c�mo no!) Fray Betto y dirigida hoy por (�qui�n si no?) Emir Sader.
La revista predica abiertamente la guerra revolucionaria, la implantaci�n del comunismo en toda Am�rica Latina. Su �ltima editorial proclama: �El 11 de Septiembre de los pueblos ser�, para la hermandad de la Am�rica Libre, un compromiso de honor. Ser� un encuentro con los sue�os y con el deseo.� Desde la primera hasta la �ltima p�gina, la cosa rezuma sangre y odio, mezclados con la vieja ret�rica autodignificante que hace del genocidio comunista una apoteosis del amor a la Humanidad, condenando como fascista a todo el que vea algo malo en �l.
� Qui�n se sienta en la mesa de su Consejo Editorial al lado del l�der de las Farc, el comandante Manuel Marulanda V�lez, el famoso �Tiro Fijo�? Nada menos que el jefe del gabinete del Sr. Lula, Gilberto Carvalho. Tambi�n est� all� el diputado Greenhalg, �se que promete eliminar la criminalidad mediante el m�todo de desarmar a las v�ctimas, pero que jam�s ha propuesto desarmar ni a un solo terrorista, secuestrador o narcotraficante que no le pareciese pol�ticamente agradable.
Si eso no es promiscuidad, si eso no es complicidad bajo manga entre nuestro gobierno y el crimen organizado, si eso no es una tramoya muy sucia, d�ganme entonces qu� es, porque mi imaginaci�n tiene sus l�mites.
Est�n all� tambi�n el Dr. Leonardo Boff, el compositor Chico Buarque de Hollanda, la india guatemalteca Rigoberta Mench� (�sa que arranc� un Premio Nobel mediante el m�s notorio fraude literario del siglo) y el inefable prof. Ant�nio C�ndido, en cuya alma nadie dir�a que hay ni una gota de truculencia socialista, porque, al fin y al cabo, escribe en ese estilo tan pulido, tan engominado, que muchos consideran como el culmen del buen gusto, pero en el que yo no consigo ver m�s que el glamour y la elegancia de una lombriz con librea. Pero �sas y otras estrellas estereotipadas del beautiful people izquierdista no son m�s que el adorno, la guinda del pastel cuya pasta est� compuesta, seg�n los �ltimos recuentos, por la carne de cien millones de seres humanos. No sirven para nada, m�s que para maquillar el producto a los ojos de quien sea lo bastante tonto como para admirarlas.
La que s� es significativa es la presencia del brazo derecho (o izquierdo) de Lula en esa jerigonza editorial. �Qui�n puede confiar en un gobierno que hace alardes de combatir el narcotr�fico s�lo porque mantiene en la c�rcel al Sr. Fernandinho Beira-Mar y a su correspondiente abogado, a la par que, por intermedio de uno de sus m�s altos funcionarios, as� como de su m�s ilustre portavoz en la C�mara Federal, apoya campa�as period�sticas en favor de los mayores proveedores de coca�na a Brasil?
Menos fiables a�n, sin embargo, son los medios de comunicaci�n cuando abortan la divulgaci�n de unos hechos que, de ser conocidos por el p�blico, habr�an hecho inviable la elecci�n de Lula en 2001 y desenmascarado, en el mismo acto, a sus tres contrincantes de fachada, c�mplices de la m�s torpe mentira electoral de todos los tiempos. No por casualidad el periodismo brasile�o es reconocido hoy internacionalmente como uno de los peores del mundo. Los responsables por ese estado de cosas se nutren del dinero de los lectores, de los anunciantes y de los accionistas, pero ser�a m�s justo que enviasen mensualmente la cuenta de sus servicios al �Foro de S�o Paulo�, que no tiene los problemas de una empresa period�stica com�n porque, en caso de dificultad, puede contar con las subvenciones ilimitadas del narcotr�fico y de los secuestros.
Lo que me pregunto es si esos periodistas ya han abandonado por completo la simple �tica profesional, despreci�ndola como una excrecencia burguesa y adoptando en su lugar la �tica revolucionaria, seg�n la cual, en palabras de Bertolt Brecht, la mentira es tan buena como la verdad, siempre que sirva a la causa del socialismo.