El padrino de las Farc

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 25 de enero de 2004

 

 

Un informe de la CIA, fechado en el 2000, y reci�n publicado por el peri�dico El Tiempo, de Bogot�, muestra que antes de lanzar el �Plan Colombia� el gobierno Clinton ya hab�a sido avisado de que ese programa, de 3.200 millones de d�lares, no reducir�a ni un �pice la entrada de la coca�na colombiana en los EUA.

 

El Plan esperaba destruir del 50 al 80 por ciento de las plantaciones de coca de las regiones de Caquet� y Putumayo. El informe afirma: �Aunque esos resultados provoquen algunos cambios en la rutina del tr�fico, no alterar�n el negocio de forma significativa�, produciendo �nicamente un aumento de la importaci�n de coca de los pa�ses vecinos. En una entrevista concedida en Bogot� el domingo pasado, el embajador americano en Colombia, William Wood, admiti� al menos impl�citamente que la previsi�n era correcta.

 

Eso no quiere decir, evidentemente, que el Plan haya sido inocuo. Produjo, por lo menos, los citados �cambios en la rutina del tr�fico�. Por un lado, el crecimiento de la importaci�n colombiana transform� virtualmente a toda Am�rica Latina en una especie de Colombia. Por otro, la prohibici�n de politizar el combate a las drogas mediante un ataque dirigido selectivamente contra la guerrilla acab� transformando a las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en la heredera principal del patrimonio y de las redes de distribuci�n abandonadas en el camino por algunos carteles, menos poderosos, cuyos negocios fueron arruinados por la destrucci�n de las plantaciones locales. Eso sucedi� porque ning�n cartel ten�a ni podr�a tener jam�s una red de contactos internacionales comparable a la de las Farc, dotadas como est�n con el privilegio de negociar al mismo tiempo por debajo y por encima del tapete, en su doble e inseparable condici�n de organizaci�n criminal y de movimiento pol�tico legitimado por muchos gobiernos, entre los cuales el de Brasil, hoy dominado por amigos de la guerrilla colombiana. No existe un �Foro de S�o Paulo� de los criminales comunes, pero existe uno del bandidaje politizado. Si alguien pod�a ganar algo con el �Plan Colombia�, eran las Farc. Y ganaron.

 

La CIA lo sab�a, avis� a Clinton, y Clinton no hizo el menor caso.

 

Los lectores tienen ah� una pista para descubrir por qu� el ex-presidente americano, hoy fuertemente rechazado en su propio pa�s, recibe tantos aplausos en el Forum Econ�mico de Davos, as� como en los medios de comunicaci�n europeos y especialmente en los brasile�os. William Jefferson Clinton puede ser acusado de todo, menos de ser pro-americano. Al fin y al cabo, fue el hombre que, tras ser elegido con subvenciones de propaganda de una estatal pequinesa, cubri� con un manto de silencio protector el espionaje nuclear chino, proporcion� armas nucleares al gobierno de Pequ�n, hizo de todo para ceder a los chinos el control del Canal de Panam�, desmantel� la CIA y redujo dr�sticamente el presupuesto militar americano, al mismo tiempo que China aumentaba desmesuradamente el suyo y colaboraba abiertamente con las organizaciones terroristas que los EUA combat�an.

 

En el ambiente de provincianismo mental brasile�o, la hip�tesis de que un presidente americano pueda estar al servicio de la izquierda internacional contra el pa�s que lo eligi� parece demasiado rebuscada, porque contrasta con los estereotipos residuales de las d�cadas de los 60-80, cuando nuestros compatriotas a�n segu�an, a trav�s de los medios de comunicaci�n, las maniobras del movimiento comunista mundial. Desde entonces el asunto desapareci� de nuestros peri�dicos, y como para el p�blico enano lo que no est� en los peri�dicos no est� en el mundo, William J. Clinton, para ser odiado o venerado, a�n se presenta ante la imaginaci�n brasile�a como la viva encarnaci�n del americanismo triunfante.