Censura planetaria

Olavo de Carvalho

O Globo, 13 diciembre 2003

 

 

Hasta hoy, internet estaba a merced de la libertad del mercado, y por eso hasta los peores enemigos del mercado siempre lo han podido usar para lo que han querido. En todo el mundo, los sites comunistas, socialistas, antiamericanos y antiisrael�es ocupan mucho m�s espacio que sus rivales liberales, conservadores, cristianos, sionistas, etc. El motivo es obvio: los primeros tienen m�s dinero � de la Comunidad Europea, de la ONU, de las fundaciones Ford y Rockefeller, del Sr. George Soros y del narcotr�fico, entre otras fuentes �, est�n organizados a escala global y no encuentran m�s oposici�n que la local y espor�dica, mantenida a duras penas por idealistas quijotescos en estado de insolvencia.

 

Pero la superioridad aplastante no satisface a los ap�stoles del �mundo mejor�. Quieren el control absoluto, el poder de la censura total. �se es el proyecto que los gobiernos de China, Sud�frica y Brasil (dos dictaduras comunistas y una ex-democracia en proceso galopante de socializaci�n) van a presentar en la �World Summit on the Information Society�, que tendr� lugar  en T�nez en 2005. Si a esos locos no se les detiene en su macabro prop�sito, los d�as de la libertad de debate en internet estar�n contados.

 

La excusa es que internet est� �en manos de unos pocos� y hay que acabar con eso. Lo que no aclaran es que esos pocos son ellos mismos. La democracia con la que sue�an es la oficializaci�n de su hegemon�a, transformada en dominio universal.

 

Como el gobierno Bush est� en contra del proyecto, es obvio que todas las reservas de odio antiamericano del alma del mundo ser�n invertidas masivamente en campa�as a favor de este control, de modo que dentro de poco har� su estreno en las calles el m�s expl�citamente orwelliano de los espect�culos: masas de militantes enfurecidos exigiendo censura en nombre de la democracia.

 

No es que odien la libertad. La aman. Tanto la aman que la quieren toda entera para ellos, sin dejar nada para los dem�s. Fidel Castro, por ejemplo, jam�s ha tenido cercenada su libertad por el gobierno cubano. En Brasil, todos los periodistas disfrutan ampliamente de libertad para ocultarle al p�blico la existencia del omnipotente �Foro de S�o Paulo�, coordinaci�n estrat�gica del comunismo latinoamericano. En Sud�frica, nunca se ha impedido a un agente del gobierno saquear e incendiar fincas. Y en China a ning�n peque�o funcionario deseoso de prender, torturar y matar cristianos, le ha atado las manos la autoridad superior.

 

No piensen que en la formulaci�n verbal que doy a estos hechos haya alguna intenci�n parad�jica. Dicha formulaci�n es exacta y literal. La paradoja est� en los hechos mismos, generados por la dial�ctica de la praxis revolucionaria. Al fin y al cabo el propio Hegel se preguntaba: �qu� es la dial�ctica sino el esp�ritu de contradicci�n sistematizado? Al ser trasladada del �mbito de la abstracci�n filos�fica al campo de la acci�n pol�tica, la dial�ctica de Hegel y Marx no puede producir m�s que un �mundo al rev�s�, t�tulo, por cierto, de una columna firmada en internet por el ultradial�ctico Dr. Emir Sader, ese mismo seg�n el cual yo no existo y �l es, en cambio, un ens realissimum.

 

En menor escala, la completa inversi�n de la realidad puede ser observada, por ejemplo, en la informaci�n brasile�a sobre la guerra cultural en los EUA. Desde hace cuarenta a�os la izquierda domina en las universidades americanas mediante el terrorismo intelectual, dimitiendo, boicoteando y suprimiendo cualquier oposici�n conservadora. El hecho est� documentado en centenares de libros y art�culos (ver una muestra en http://www.frontpagemag.com/Articles/GetArticleByTopic.asp?D=Academia+%2F+Campus+Campaigns+&ID=1), pero ni una sola palabra al respecto sali� publicada jam�s en nuestros medios de comunicaci�n. Entonces, los conservadores han lanzado una campa�a a favor de la libertad de expresi�n en las universidades (Academic Bill of Rights), y han publicado un manifiesto contra los dictadores izquierdistas de los medios acad�micos. Eso ha sido suficiente para que los medios de comunicaci�n brasile�os hayan protestado de que dichos dictadores son v�ctimas de neomacartismo. La clase period�stica de este pa�s ha perdido ya los �ltimos escr�pulos de veracidad y est� pose�da por el esp�ritu de hinchada. La columna del Dr. Sader se ha convertido en la quintaesencia del periodismo nacional.

 

Y no s�lo del periodismo. �Al rev�s� es la expresi�n perfecta para describir a un presidente que, tras anunciar a bombo y platillo el combate al hambre como prioridad m�xima, aparece repartiendo dinero al comunismo internacional mientras el PIB desciende a cero y el n�mero de parados se eleva a catorce millones. Esa expresi�n se aplica tambi�n con precisi�n a un gobierno que promete eliminar la violencia desarmando a las v�ctimas, o combatir el narcotr�fico mediante el cultivo de relaciones amistosas de los ministros de la Rep�blica con el comandante de las Farc, Ra�l Reyes. Y es la imagen fidedigna de una naci�n convencida de que lo mejor que se puede hacer por los agricultores pobres es dejarles que incendien las fincas productivas y luego alimentarles con cestas b�sicas pagadas por los contribuyentes.

 

Si Uds. quieren entender �se y otros aspectos de la teratolog�a brasile�a, tienen que investigar c�mo se han originado. Un buen comienzo es leer los �Cadernos da liberdade� de S�rgio Augusto de Avelar Coutinho, estudio meticuloso de c�mo la �revoluci�n cultural� gramsciana ha ido reduciendo la conciencia nacional al actual estado de atontada y d�cil estupidez. El libro puede ser pedido por el e-mail [email protected].