(Carta de Miguel Nagib al profesor Iomar)
Olavo de Carvalho
www.olavodecarvalho.org, 19 de septiembre de 2003
Esta es la carta que un padre, cansado de ver a su hija y a las compa�eras de �sta utilizadas como p�blico d�cil para la propaganda comunista en un colegio de Brasilia, envi� al responsable de ese abuso intelectual de menores. Es un documento humano de la m�xima importancia para la comprensi�n de la actual locura brasile�a.
El profesor ense�aba a las ni�as que el Che Guevara era un santo de la misma categor�a moral que Francisco de As�s. �Pero qu� pueden tener en com�n, preguntaba el remitente, el m�stico que profesaba: �Donde haya odio, que yo lleve amor�, y el revolucionario sangriento que ense�aba a sus seguidores a transformarse, mediante el cultivo sistem�tico del odio, en �eficientes y fr�as m�quinas de matar�?
La respuesta, evidentemente, no se encuentra ni en los escritos de San Francisco, ni en los del Che Guevara. Se encuentra en los �Cuadernos de la C�rcel� de Antonio Gramsci, donde se ense�a que la Iglesia no debe ser combatida, sino vaciada de su contenido espiritual y utilizada como caja de resonancia de la propaganda comunista. Eliminado el contenido de su predicaci�n, vaciado de la fe cristiana, de la caridad, de la obediencia a Dios, reducido al estereotipo banal del joven rico que abandona a su familia para ir a hablar a los pobres, Francisco llega a ser indiscernible de Guevara. �sa es la ense�anza de Antonio Gramsci transformada en pr�ctica pedag�gica.
El actual ministro de Educaci�n, el Sr. Christovam Buarque, no podr� alegar que la conducta del profesor de Brasilia es un caso aislado. La mentira perversa que ese ciudadano inocula en sus alumnas es la doctrina oficial o al menos oficiosa del gobierno brasile�o, condensada en la �teolog�a de la liberaci�n�, personificada en el gur� presidencial Fray Betto y retransmitida diariamente a millones de ni�os brasile�os en los colegios p�blicos y privados. Si uno de ellos intenta objetar algo, aunque sea t�midamente, sabr� lo que es ser blanco de discriminaci�n, de intimidaci�n psicol�gica, cuando no de la amenaza expl�cita de ver arruinada su carrera escolar.
El m�todo pedag�gico implantado en este pa�s es el del estupro intelectual, programado por Antonio Gramsci para alcanzar a sus v�ctimas en una edad en la que sus cerebros no est�n preparados para reaccionar cr�ticamente a un asedio publicitario incansable y brutal.
Pero los manipuladores no se contentan con la propaganda doctrinaria. Pasan al reclutamiento activo, utilizando a sus alumnos como ej�rcito de reserva para engrosar manifestaciones convocadas por el partido del gobierno o por la red internacional de ONGs izquierdistas millonarias, que, muy gramscianamente, se autodenomina �la sociedad civil organizada�, o sea, el Partido con otro nombre. Ah�, tambi�n, la desobediencia le cuesta cara al alumno. Uno de mis propios hijos ya fue v�ctima de ello.
Los colegios brasile�os, financiados con el dinero de nuestros impuestos o de nuestras mensualidades, se han transformado en centros de entrenamiento de la juventud comunista, o fascista, ya preparada casi para denunciar a sus padres a la autoridad constituida cuando oiga en casa alguna conversaci�n pol�ticamente imprudente.
Lo que no puedo hacer, en sana conciencia, es echar la culpa de todo al Sr. Christovam Buarque. Ya su antecesor en el cargo hizo lo posible por allanar los caminos al demonio. El Sr. Buarque no es m�s que el feliz heredero y administrador de ese legado macabro.
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por Miguel Nagib
19 de septiembre de 2003
�Se�or, haz de m� un instrumento de tu paz!
Donde haya odio, que yo lleve el amor.
Donde haya ofensa, que yo lleve el perd�n.
Donde haya discordia, que yo lleve la uni�n.
Donde haya duda, que yo lleve la fe.
Donde haya error, que yo lleve la verdad.
Donde haya desesperaci�n, que yo lleve la esperanza.
Donde haya tristeza, que yo lleve la alegr�a.
Donde haya tinieblas, que yo lleve la luz!
�Oh Maestro, haz que yo busque m�s
consolar, que ser consolado,
comprender, que ser comprendido,
amar, que ser amado.
Pues es dando como se recibe,
perdonando como se es perdonado
y es muriendo como se vive para la vida eterna!
�D�nde, profesor Iomar, puede Ud. encontrar alguna semejanza entre el Santo a quien se atribuyen esos versos y el monstruo que pronunci� las siguientes palabras:
"El odio como factor de lucha. El odio intransigente al enemigo, que impulsa m�s all� de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fr�a m�quina de matar. Nuestros soldados tienen que ser as�. Un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.�?
�Qu� diablos ten�a Ud. en su mente al comparar a San Francisco de As�s con Ernesto �Che� Guevara? �Ud. ve, realmente, una afinidad entre esos dos personajes, o su intento de asociarlos no ten�a otro objetivo que reforzar, en la imaginaci�n de sus alumnos, el estereotipo rom�ntico del guerrillero comunista?
Vengo siguiendo desde hace alg�n tiempo su incansable esfuerzo por adoctrinar ideol�gicamente a los ni�os del colegio Sigma, inculcando en sus fr�giles conciencias la visi�n que Ud. tiene del mundo; y s� que para alcanzar ese objetivo � que Ud. ciertamente cree que es necesario para la �construcci�n de un mundo mejor� �, Ud. no duda en aplicar a la compleja disciplina que ense�a el modelo de la narrativa de las historias infantiles, en las que el Mal jam�s se confunde con el Bien.
As�, en la historia que Ud. ense�a, la Edad Media es �del mal� y el Iluminismo es �del bien�; los capitalistas son �del mal� y los socialistas son �del bien�; los conservadores son �del mal� y los revolucionarios son �del bien�; los Estados Unidos son �del mal�, la ONU y Cuba son �del bien�, y as� sucesivamente.
Hombre, dir�, si a los ni�os les gusta y aprenden, �por qu� no? Y adem�s, no podemos olvidar que Ud. es un idealista y que su intenci�n no es propiamente transmitir a los alumnos un conocimiento objetivo sobre el pasado, sino capacitarlos para �transformar el mundo�, �no es verdad? De ah� la necesidad de proporcionarles esa peque�a colecci�n b�sica de certezas que m�s tarde podr�n usar en la mesa de un bar, en una comida en familia o, qui�n sabe, hasta en la vida p�blica. Ud. piensa lejos, profesor.
S� todo eso y, si hasta hoy no he acudido a Ud. y a la direcci�n del colegio para discutir personalmente esa pedagog�a de agente electoral ha sido, primero, por no exponer a mis hijos a una posible represalia y, segundo, por estar convencido de que ese contacto, en definitiva, resultar�a in�til, ya que, en la mejor de las hip�tesis, Ud. ser�a substituido por otro militante � la compa�era Mariah, por ejemplo, que tanto trabaj� en la clase, el a�o pasado, en pro de la elecci�n de nuestro actual Presidente � y todo seguir�a igual, si no peor.
Pero con esa absurda comparaci�n Ud, francamente, se ha pasado de la raya. Afirmar la existencia de una semejanza entre uno de los santos m�s amados por la Iglesia y un asesino fr�o y calculador, un apologista del odio, del que sus pobres alumnos � y quiz�s Ud. mismo � no conocen m�s que la foto de Alberto Korda y el meloso �hay que endurecerse...�, es ir demasiado lejos; es abusar del derecho, que Ud. ciertamente cree tener, de mentir a los alumnos con la excusa de forjar en ellos una �conciencia cr�tica� � que as� es como Uds., militantes, llaman al proceso de envenenamiento de las almas de esos j�venes mediante la inoculaci�n del marxismo m�s burdo � y de contribuir, de ese modo, a la dichosa �construcci�n de una sociedad m�s justa�.
�Es inevitable que haya esc�ndalos�, advert�a Jesucristo, ��pero ay de aqu�l que los causa! M�s le valdr�a ser lanzado al mar con una piedra de molino atada al cuello que escandalizar a uno s�lo de estos peque�uelos. �Cuidaos de vosotros mismos!�
El �Che� Guevara era tan parecido a Francisco de As�s como un disc�pulo de Satan�s a un disc�pulo de Nuestro Se�or.
San Francisco de As�s, de familia rica, abraz� la pobreza para llevar amor donde hubiese odio; el �Che� Guevara lo dej� todo para llevar el odio a todas partes. San Francisco miraba hacia el Cielo; el �Che� Guevara lo �nico que miraba era su utop�a materialista. El Santo dedic� su vida al Evangelio; el guerrillero, a la m�s asesina de las ideolog�as. San Francisco, amigo de Dios, ayud� a edificar Su Reino; el �Che� Guevara, amigo de Fidel � que le traicion�, envi�ndolo a la muerte en la selva boliviana �, ayud� a implantar el �nico r�gimen totalitario de la historia de Am�rica Latina y una de las dictaduras m�s antiguas del planeta.
Professor Iomar, a pesar de su militancia y de sus compromisos pol�tico-partidistas, que yo respeto, Ud. todav�a es un educador y tal vez conserve en su alma un residuo de amor a la Verdad. Pues bien. En nombre de ese sentimiento, me gustar�a pedirle que diga a sus alumnos s�lo esto: que Ernesto �Che� Guevara no tiene nada que ver con Francisco de As�s.
Gracias.
Miguel Nagib