Honor terrible
Olavo de Carvalho
O Globo, 30 de agosto de 2003
La entrevista del comandante de las Farc a la Folha de S. Paulo del d�a 27 lo confirma: me cabe a m� el terrible honor de haber sido, con ocasi�n de las elecciones del 2002, el �nico periodista brasile�o que dijo la verdad sobre las relaciones �ntimas del PT con la guerrilla colombiana. Todos los dem�s medios de comunicaci�n prefirieron encubrirlas para no causar da�o a la candidatura de su querido Lula, el cual ciertamente no habr�a obtenido la votaci�n que obtuvo si esos hechos hubiesen llegado masivamente a conocimiento del electorado.
Reyes admiti� que fue el sucesor de Lula en la presidencia del Foro de S�o Paulo -- coordinaci�n del movimiento comunista en el continente -- y que en Brasil las Farc mantienen contactos regulares "con distintas fuerzas pol�ticas y gobiernos, partidos y movimientos sociales", destacando los nombres de -- �adivinen qui�n! -- Emir Sader y Fray Betto. Pero nada de lo que dijo es propiamente una novedad. En noviembre del 2002, todo eso, m�s la firma de Lula en un manifiesto en defensa de las Farc que acusaba al gobierno colombiano de "terrorismo de Estado", ya era evidente por los documentos publicados en el site del propio Foro, los cuales, como no pod�an ser negados, fueron cubiertos de silencio. Su divulgaci�n, en efecto, habr�a ca�do muy mal, sobre todo porque a�n estaba viva en la memoria del electorado la confesi�n del traficante Fernandinho Beira-Mar al ej�rcito colombiano, de que hab�a intercambiado armas tra�das de Oriente Medio por 200 toneladas de coca�na de las Farc para su reventa en el mercado nacional.
M�s tarde, la negativa general a publicar las denuncias del diputado Alberto Fraga, sobre las posibles contribuciones en dinero de las Farc para la campa�a de Lula, no fue m�s que la ampliaci�n l�gica de la omisi�n consensual que duraba ya varios meses.
La simple existencia del Foro de S�o Paulo sigue siendo, hasta hoy, pr�cticamente desconocida por el p�blico, a pesar del reconocimiento expl�cito, por parte de Lula, de que debi� su elecci�n a los esfuerzos "no solamente de los brasile�os sino de otros latinoamericanos", como dijo en seguida en su discurso de toma de posesi�n. �Qu� pa�s es �ste que, habiendo sido informado oficialmente de que algunos extranjeros hab�an influido en el curso de una elecci�n en su territorio, no ha tenido ni siquiera la curiosidad de preguntar qui�nes son? Ni en tiempos de la censura militar fue posible ocultar por tanto tiempo informaciones tan relevantes. Por haber burlado ese bloqueo, me convert� en objeto del odio de muchos colegas de profesi�n, recib� un aluvi�n de insultos y de amenazas de muerte, y hubo incluso quien consider� muy antidemocr�tico que yo protestase contra esas efusiones de cortes�a. M�s a�n: por mi esfuerzo quijotesco de contrarrestar en este modesto espacio la omisi�n de todos los medios de comunicaci�n, hasta fui acusado de ser "repetitivo" en vez de variar digestivamente los temas de mi columna...
Todo eso es extravagante, es demencial, es espantoso, pero en el fondo no me extra�a, pues es del todo coherente con el esp�ritu insano de la �poca y del lugar, tal como es retratado, con realismo implacable, en el libro reci�n publicado del comentarista econ�mico Lu�s Nassif, "O Jornalismo dos Anos 90" (S�o Paulo, Editor Futura, 2003). El autor se ci�e preferentemente a los hechos de su especialidad, con alguna que otra incursi�n en otras �reas, pero los episodios que recoge y que expone con gran valor y honestidad son suficientes para justificar una conclusi�n general: los medios de comunicaci�n brasile�os, con asombrosa frecuencia, se dedican menos a la informaci�n correcta que a la destrucci�n, a cualquier precio, de las personas y de las instituciones que caen en desgracia para la clase period�stica. Sus ansias de revolver cloacas para ensuciar por igual la reputaci�n de culpados e inocentes contrasta brutalmente con su ol�mpica falta de curiosidad en el caso Farc-PT.
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Con pocas horas de intervalo, nuestro gobierno conden� a los terroristas de Bagdad y premi� con una sustanciosa indemnizaci�n a otro terrorista nacional m�s de los a�os 70, despu�s de tantos que ya han sido beneficiados por la generosidad estatal. �Hay que concluir de esa actitud que, seg�n nuestras autoridades, el terrorismo s�lo es malo cuando es practicado lejos de nuestro pa�s? Para los que ponen bombas en Irak, verg�enza e ignominia. Para los que las ponen en el Aeropuerto de Guararapes o en el Cuartel General del II Ej�rcito, honor y gloria. Mejor: honor, gloria y dinero.
Pero, si el trato dado a los criminales es tan parad�jico, m�s sorprendente a�n es el reservado a las v�ctimas. Si Ud. pas� treinta d�as en chirona por incitar a una huelga ilegal, sin que en la c�rcel ning�n sargento, cabo u oficial tocase ni un s�lo pelo de su cabeza o de su barba, Ud. tiene derecho a una indemnizaci�n sustanciosa y a una hermosa jubilaci�n como la del Sr. Presidente de la Rep�blica. Pero, si su cuerpo queda dilacerado por la explosi�n de una bomba en tantos pedazos que nunca m�s ser� visto Ud. entero ni incluso en partes en el mundo de los vivos, como le pas� al sargento M�rio Kozel Filho, Ud. tiene derecho a ser despreciado por los medios de comunicaci�n como inexistente, mientras sus familiares esperan, envejecen y sufren en humillante silencio durante tres d�cadas y media, viendo c�mo sus asesinos son homenajeados y premiados, y obteniendo al final una pensi�n mensual de 90 euros, el equivalente, seg�n mis c�lculos, a otros tantos escupitajos mensuales en la cara.
S� que, gracias a esa simple e inconcusa comparaci�n, me llamar�n fan�tico, nazi, genocida, asesino de indios, negros, mujeres, gays e innumerables ni�os de �sos que aparecen en la fotos de Sebasti�o Salgado.
�Pero, quieren saber? -- poco me importa. Si dejan de insultarme es cuando empezar� a preguntarme en qu� me he equivocado.
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La Unicamp va a realizar, en noviembre, un nuevo "Coloquio Marx-Engels" de su "Centro de Estudios Marxistas", el cual, como se ve por su nombre y por la lista de miembros, no es una instituci�n acad�mica supra-ideol�gica sino un think tank revolucionario (�uno m�s!). �Le corresponder�a a toda la Unicamp esa clasificaci�n? No lo s�. S�lo hay un medio de saberlo. Voy a presentar oficialmente a su rector�a la propuesta de un "Coloquio Antimarxista", con la participaci�n de los m�s eminentes intelectuales anticomunistas del mundo (David Horowitz, Ronald Radosh, Harvey Klehr y tutti quanti), y veremos c�mo reacciona esa entidad. Puede estudiar el caso con imparcialidad y seriedad o puede tom�rselo, a priori, como un insulto y una provocaci�n intolerable. �Qu� les parece? Juro que voy a hacer la prueba.