�Caray, qu� pueblo m�s bien informado!
Olavo de Carvalho
O Globo, 23 de agosto de 2003
Si es cierto lo que dec�a Nelson Rodrigues, que toda unanimidad es est�pida, el antiamericanismo de nuestras elites parlantes es una de las expresiones de estupidez m�s densas, indiscutibles y admirables que el mundo haya conocido. A�n no se hab�a asentado la polvareda del atentado al edificio de la ONU y ya pululaban en todos los canales de TV los experts de siempre, echando la culpa de todo �a qui�n? A George W. Bush, naturalmente. No necesitaron hacer, para ello, ni la m�s m�nima investigaci�n, ni tan siquiera necesitaron esperar una descripci�n precisa de los hechos. Con la instantaneidad de la resonancia m�rfica, los diagn�sticos acusatorios aparecieron ya preparados, definitivos, inapelables como demostraciones matem�ticas. El script ya hab�a sido comprado en la papeler�a desde hac�a meses; s�lo faltaba pagar la p�liza y rellenar en los correspondientes espacios en blanco los datos sobre el lugar del atentado y el n�mero de v�ctimas. Mucho menos fue necesario responder a objeciones, que ser�an una intolerable falta de educaci�n en un ambiente de tanta concordia y de tan cari�osos mimos mutuos. A lo sumo, preguntas programadas de antemano para centrar el bal�n, dando pr�cticamente un gol hecho, que inmediatamente era aplaudido por los reporteros siguiendo el formulario lit�rgico m�s previsible.
Al d�a siguiente, la versi�n escrita de la ceremonia apareci�, intacta y fiel, en todos los peri�dicos.
Si eso es periodismo, si eso es libre debate, si eso es circulaci�n de ideas y de informaciones, entonces los americanos deben ser muy, pero que muy ignorantes. Pues si la verdad sobre su pol�tica es conocida con tanta certeza en Brasil, pa�s en el que poco se lee, cuya contribuci�n intelectual al mundo es casi nula y que tiene, como es sabido, los estudiantes m�s ineptos del universo, �c�mo es que los americanos no se enteran de nada y siguen confiando en George W. Bush? Es mucha ingenuidad de su parte, es mucha desinformaci�n, es mucha falta de lectura, �verdad?
Tal vez ellos no tienen la culpa. Tal vez sean unos pobres manipulados. Tal vez all� la prensa est� controlada por el estado, tal vez las empresas period�sticas sean pocas y atenazadas por las deudas, tal vez los reporteros sean t�midos, tal vez ni siquiera exista, en aquel desierto de hombres y de ideas, un vibrante periodismo de investigaci�n como el que, en este para�so nuestro de la libre informaci�n, redescubre o reinventa semanalmente los cr�menes de la dictadura militar.
No hay ni un s�lo brasile�o que no sepa, de fuente segura, que los americanos no luchan m�s que por dinero, y que, en cambio, sus enemigos tienen hermosos ideales, que Sadam s�lo se convirti� en malvado por culpa del embargo econ�mico (la misma causa de los fusilamientos de Cuba, claro), que las armas iraqu�es de destrucci�n en masa nunca han existido ni mucho menos que est�n en Siria, que tres mil iraqu�es muertos en combate son una cifra inmensamente m�s impresionante que trescientos mil presos pol�ticos asesinados en las c�rceles de Bagdad antes de la invasi�n.
Nosotros, brasile�os, lo sabemos todo. A veces, claro est�, nos equivocamos. Errare humanum est. Si buscamos en nuestros peri�dicos la expresi�n "Foro de S�o Paulo", no la encontraremos, aunque sea el nombre de la organizaci�n internacional comunista que decide el rumbo de la pol�tica en este pa�s. Si buscamos una trascripci�n del manifiesto firmado en 2001 por nuestro actual presidente a favor de las Farc, no lo encontraremos. Si revisamos las ediciones de los �ltimos diez a�os en busca de una menci�n, incluso breve, a la matanza sistem�tica de cristianos en los pa�ses comunistas y musulmanes, no encontraremos nada. Si revolvemos peri�dicos y revistas en busca de alguna informaci�n sobre los miles de propietarios rurales masacrados por los gobiernos de Zimbawe y de Sud�frica, nada. Si buscamos media palabra sobre la producci�n en masa de transg�nicos en Cuba, nada. Si queremos una informaci�n sobre las conexiones entre neonazismo y antiamericanismo internacional, nada. Leyendo toneladas de peri�dicos brasile�os, jam�s nos enteraremos de que la liberalizaci�n de las drogas ha hecho aumentar la criminalidad en Holanda y en Suiza, que la masacre de ni�os cuya culpa es atribuida por la pel�cula de Michael Moore a la fabricaci�n de armas fue motivada por odio anticristiano, que el desarme civil fue una experiencia desastrosa que Israel abandon�, que las reformas agrarias socialistas produjeron la actual miseria africana, que las dichosas ONGs que atentan contra la soberan�a nacional en la Amazonia no son americanas sino todas ellas ligadas al establishment mundial anti-Washington. Sobre todo, jam�s podremos saber si es verdad o no que la campa�a electoral del PT en 2002 fue subvencionada por las Farc, porque los periodistas de investigaci�n brasile�os jam�s ser�n indiscretos hasta el punto de querer comprobar esa denuncia insolente del diputado Alberto Fraga.
�Pero qui�n necesita conocer esos detalles insignificantes? Lo esencial, lo importante, no se nos escapa. Sabemos que George W. Bush es Adolf Hitler, que la violencia carioca es causada por el capitalismo, que los gays son la minor�a m�s oprimida del planeta, que la poblaci�n brasile�a es masivamente racista, que defender una propiedad contra los invasores es m�s criminal que invadirla, que Mel Gibson es antisemita y que el Sr. presidente de la Rep�blica tiene dones milagrosos que le permiten conocer todo sin estudiar nada. Sabemos que en Colombia no existen terroristas, sino s�lo combatientes por la libertad en lucha contra un gobierno tir�nicamente elegido por el pueblo. Sabemos que en la Amazonia no hay ni un solo narcotraficante de las Farc y s� miles de soldados americanos. Sabemos, principalmente, que todo aquel que niegue alguna de esas verdades es un borracho, un alucinado o un nazi. Todo eso nos lo ense�an nuestros medios de comunicaci�n. Es cierto que todo eso, o casi todo, es repetido tambi�n en los manuales escolares de la ense�anza p�blica, en el parlamento, en los cursos universitarios y en una infinidad de libros, atestiguando la pujanza de nuestra cultura. �Pero qui�n se atrever� a criticar, como superflua, la repetici�n de verdades tan fundamentales? �Y c�mo podr�a un pa�s entero enga�arse en cosas as�, con el hermoso pluralismo de ideas que impera en nuestros medios de comunicaci�n, en nuestras universidades, en todos los rincones, en definitiva, del mundo verde-amarillo? Los que s� est�n enga�ados son los americanos. All� nadie discute nada, nadie discrepa, nadie investiga. Es un am�n general, desde Nueva Inglaterra hasta California. Al menos, me auguro que el lector siga creyendo en eso, para que no sufra el trauma de darse cuenta del estado de apartheid intelectual que se interpone entre Brasil y el mundo.