Sebasti�o Nery: escribiendo con el ojete

Olavo de Carvalho

M�dia sem m�scara, 9 de julio de 2003

 

 

La semejanza universalmente reconocida entre el periodista Sebasti�o Nery y una nalga humana no proviene, como podr�an insinuar los maliciosos, de su avanzada calvicie. La verdadera raz�n del fen�meno es mucho m�s profunda: es que, escribiendo o hablando, es el �nico ser viviente que se expresa por v�a anal. Hubo una �poca en la que pretendi� elevarse al estatuto de antropoide, pero esa honra le fue negada por el destino adverso, que hizo de �l esa criatura vermicular en la que las dos extremidades se confunden hasta tal punto que cuando emite gases intestinales pregunta si est� siendo claro y, cuando habla, abanica el aire tras de s� para no dejar residuos en el ambiente. Si mis caros lectores tienen dudas respecto a la composici�n anat�mico-fisiol�gica descrita de ese modo, vean la nota que hizo publicar en la Tribuna da Imprensa el pasado 3 de junio:

 

 

Fil�sofo pobret�n

 

En "O Globo", con la desenvuelta arrogancia de siempre, el misterioso y audaz Olavo de Carvalho pone verde al Presidente:

 

"De sus discursos en portugu�s no sobra nada (sic), m�s que los errores gramaticales. Es un profeta (sic) intelectual con gustos aristocr�ticos. Hay muchas formas de que un pobret�n (sic) ascienda en la vida".

 

Antes de exhibir su cong�nito e hidr�fobo racismo, Olavo de Carvalho deber�a primero explicar tres cosas muy sencillas, muy �pobretonas�, que sus alumnos en la "UniverCidade" viven intentando saber sin conseguirlo jam�s:

 

1. �Con base en qu� t�tulo Olavo firma como "fil�sofo"?

 

2. �En qu� Universidad ha estudiado Filosof�a Olavo, para ense�ar filosof�a en una Universidad?

 

3. �El Ministerio de Educaci�n permite ser profesor sin t�tulo? Eso tiene nombre: falsedad ideol�gica. Y est� en el C�digo Penal.

 

 

Confieso que tengo cierta dificultad en responder a esas expresiones, ya que se encuentran tan lejos del lenguaje humano y tan pr�ximas a los gru�idos animales.

 

Para empezar, Nery transcribe �profeta� en vez de �proleta� (proletario) y encima asegura, por medio del adverbio latino sic, que est� siendo perfectamente literal. En seguida, interpreta err�neamente el insulto que �l mismo lanza contra m� (ver m�s adelante).

 

Prosigue con una mentira pura y simple, atribuyendo a mis alumnos de la �UniverCidade�, a los que nunca ha visto ni en pintura, las insinuaciones calumniosas que �l mismo ha concebido, dado a luz y amamantado con impresionante desvelo maternal. Completa su trabajo con un llamamiento a las autoridades para que me metan en la c�rcel con base en una interpretaci�n singularmente mong�lica del C�digo Penal. Explicar cada uno de esos puntos ser�a demasiado trabajoso. Hay pensamientos que, por su obscuridad animal, quedan aquende la l�gica humana y no pueden ser objeto de refutaci�n, s�lo de an�lisis neuropsicol�gico, o m�s exactamente, como dir�a el Dr. Jacinto Leite Aquino Rego, psicoproctol�gico.

 

La tarea excede mis fuerzas.

 

Me limit�, por tanto, a enviar a la Tribuna da Imprensa la siguiente rectificaci�n. No s� si la Tribuna va a publicarla, puesto que el derecho de r�plica hoy en d�a ya no vale nada, pero de cualquier modo queda reproducida aqu�, para informaci�n y recreo de los lectores de M�dia Sem M�scara:

 

 

Estimados se�ores:

 

Habiendo sido acusado, en su edici�n del 3 de junio, de dos cr�menes que jam�s he cometido (racismo y falsedad ideol�gica), solicito a Uds. la publicaci�n de la siguiente nota de rectificaci�n, de acuerdo con mi DERECHO DE R�PLICA.

 

Atentamente,

 

Olavo de Carvalho

 

 

Texto de la nota:

 

Olavo de Carvalho contesta a Sebasti�o Nery

 

Hace algunas semanas, compar� en �O Globo� el ascenso social de dos pobretones -- el fil�sofo Eric Voegelin y el presidente Lu�s In�cio da Silva --, llamando la atenci�n sobre el detalle de que, de los bienes a los que tuvieron acceso en el camino, uno escogi� los espirituales y esenciales, el otro s�lo los adornos y futilidades que el primero despreciaba.

 

Furioso ante la imposibilidad de refutar algo tan evidente, un articulista de la �Tribuna da Imprensa�, Sebasti�o Nery, revolvi� nerviosamente la colecci�n de injurias que componen todo su acervo cultural y, entontecido por el odio, escogi� la m�s desatinada: llam� �racista� a la comparaci�n, aunque los dos personajes mencionados fuesen de raza blanca y el p�rrafo en cuesti�n no tuviese absolutamente nada que ver con asuntos raciales.

 

�Son muchas ganas de insultar, no es cierto?

 

Para m�s inri, el individuo escribe adem�s que mi alegado racismo es �cong�nito�, manifestando, por tanto, su adhesi�n a la doctrina nazi de que las ideas provienen de la sangre.

 

No contento con atestiguar de ese modo su incapacidad de aprehender el sentido de los insultos que profiere, Nery a�ade todav�a que el hecho de que yo ense�e filosof�a sin tener �t�tulo de fil�sofo� (cosa que, por cierto, ni existe) entra dentro del delito de falsedad ideol�gica (art. 299 del C�digo Penal). Es la interpretaci�n m�s artificial, m�s maliciosa y m�s torpe que haya recibido jam�s esa ley. �A qui�n pretende enga�ar ese payaso? S�lo para un aspirante a chimpanc� puede resultar dif�cil captar la diferencia entre no tener un documento y tener uno rellenado con informaciones falsas. La ex�gesis sebasti�nica, de ser adoptada por los tribunales, producir�a el resultado de colocar entre rejas a todos nuestros fil�sofos mayores, desde Tobias Barreto hasta Miguel Reale, Vicente Ferreira da Silva y M�rio Ferreira dos Santos. En todo caso, ah� queda la sugerencia para los polic�as del pensamiento: ya que siempre han salido tan mal parados de las discusiones conmigo, �por qu� no se libran de m� de una vez, meti�ndome en la c�rcel por cr�menes que no he cometido y pagando a Sebasti�o Nery la remuneraci�n debida que los calumniadores de periodistas inc�modos reciben en los reg�menes de fuerza? Como no tengo t�tulo, no necesitan ni concederme una reclusi�n especial. Voy a la c�rcel com�n, entre ladrones y prostitutas, lo que, comparado a la verg�enza de ser colega de oficio de un Sebasti�o Nery, ser� para m� una honra y un alivio.

 

Olavo de Carvalho