Simulaci�n general

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 29 de junio de 2003

 

 

El otro d�a estuve dando vueltas en mi blog a algunas ideas que tal vez valga la pena resumir aqu�.

 

Se trata de que se ha vuelto imposible analizar este pa�s bajo la �ptica de la filosof�a pol�tica, ya que �sta presupone que los agentes del proceso hist�rico tengan un m�nimo indispensable de consistencia, de realidad, de substancialidad. En el Brasil de hoy todo es simulaci�n, y el �nico enfoque viable para estudiar un caso as� es el de la psicopatolog�a social, porque en �l todas las conexiones observables entre pensamiento y realidad, entre vida interior y conducta exterior, son convencionales e imaginarias.

 

La actual situaci�n brasile�a se compone totalmente de auto-ilusiones que se sostienen sobre la base de ilusiones secundarias que cada uno crea para mofarse del pr�jimo, pero que a menudo acaban persuadiendo al propio agente, transform�ndolo en instrumento inconsciente de aqu�llos a quienes pretend�a manipular.

 

La estructura t�pica de la acci�n humana, en estas circunstancias, es la de un enga�o mutuo fundado en un doble auto-enga�o, que se multiplica en un efecto en cascada hasta la total imposibilidad de controlar - o incluso de narrar - el flujo de los acontecimientos. Todo empieza con una mentira consciente, pero que ya no se reconoce como tal en la sucesi�n innumerable de las mentiras auxiliares producidas autom�ticamente para sostenerla.

 

En ese juego del escondite, toda discusi�n de ideas, doctrinas o programas nunca es lo que parece, pero tampoco es lo que los productores de la comedia desear�an que pareciese, dado que �stos no tienen un dominio suficiente de la realidad como para proyectar un efecto previsible y acaban siendo ellos mismos arrastrados por la danza de fantasmagor�as que escenificaron.

 

Es la apoteosis de la pantomima, que acaba remed�ndose a s� misma, con la ilusi�n suprema de poder restablecer el contacto con la realidad mediante una pantomima de segundo grado.

 

Cuando expon�a estas ideas, recib� del embajador Meira Penna, por intermedio de un art�culo suyo, la sugerencia de que este estado de cosas tal vez se deba al hecho de que Brasil, por no saber hacia d�nde ir, est� copiando un poco a lo loco el modelo chino de esquizofrenia pol�tica: un Estado, dos reg�menes. Con la salvedad de que nuestro modelo parece menos chino que venezolano - capitalismo hacia fuera, socialismo hacia dentro -, la duplicidad es un hecho. Lo �nico que no s� es si esa duplicidad es causa o efecto. Al fin y al cabo, �no es �ste el pa�s en el que todo el mundo insiste en seguir siendo izquierdista, como si eso fuese una cuesti�n de honor, al mismo tiempo que admite que la izquierda no tiene ning�n proyecto para la sociedad, algo as� como si el honor consistiese en no soltar el turr�n cuando se confiesa que ya no se tienen dientes para comerlo? �No es �ste el pa�s que admite su impotencia ante unos simples asaltantes callejeros y al mismo tiempo sue�a con darles una paliza a los marines en la selva amaz�nica (con el agravante de que all� no hay ning�n marine y s� un pu�ado de guerrilleros de las Farc)? �No es �ste el pa�s que va por ah� presumiendo de f�rmulas para acabar con el hambre en el mundo antes incluso de haberlas experimentado con alg�n �xito en su propio territorio? No es la duplicidad de r�gimen lo que nos est� volviendo locos: estamos entrando en un r�gimen doble porque estamos locos desde hace tiempo.