El imperio del orden
Olavo de Carvalho
Zero Hora, 1 de junio de 2003
Que los militantes armados del Movimiento de los Sin-Tierra (MST) invadan, saqueen y peguen fuego a una, dos, tres o mil propiedades particulares es algo que no me sorprende. Nadie ense�a la guerrilla incluso a los ni�os si no tiene la intenci�n de hacer guerrillas alguna vez.
Mucho menos chocante es que, en vez de ser detenidos por la polic�a, dichos militantes le entreguen a �sta, como criminales, a los guardas que tuvieron la osad�a de oponerles resistencia. Nadie se intoxica con la doctrina de que todos los males provienen de la propiedad si no pretende tomar todas las propiedades y castigar como un bandido a quien se atreva a defenderlas.
Tampoco me parece sorprendente que la polic�a, a pesar de ser agredida a pedradas, colabore con sus agresores y obedezca servilmente sus �rdenes, deteniendo a quien �stos mandan detener. La polic�a sencillamente se ha cansado de recibir palos de los medios de comunicaci�n, y, extenuada, ha aceptado obedecer al instructor.
Tampoco es digno de sorpresa que el gobierno federal, sin dar explicaciones, arrebate a su propietario una hacienda del Estado de Rio Grande do Sul altamente productiva, para d�rsela de b�bilis, b�bilis, a dicha organizaci�n guerrillera, como para premiar el delito que �sta cometi� al otro extremo del pa�s. En resumidas cuentas, el actual gobierno sigue a pie juntillas las consignas del Foro de S�o Paulo, coordinaci�n del movimiento comunista del continente, que ha creado la articulaci�n estrat�gica perfecta de los medios legales e ilegales para la conquista del poder absoluto.
Lo que me aterra, eso s�, es que haya personas capaces de creer que todo eso son desmanes ocasionales, irregularidades, exageraciones que las autoridades constituidas, de fiar como nadie, tienen la m�s noble intenci�n de castigar o de corregir.
Porque, obviamente, nada de eso es anormalidad, nada de eso es excepci�n, nada de eso es radicalismo espor�dico.
Todo eso es norma, regularidad, ley. Todo eso es el nuevo orden social brasile�o, que est� siendo instaurado progresivamente, inexorablemente, ante millones de miradas acobardadas, aturdidas o c�mplices que insisten en aferrarse a eslogans tranquilizantes y a esperanzas insensatas para no admitir la profundidad del abismo que se abre delante de ellas.
�Cu�ntas veces ser� necesario repetir que nuestro actual presidente fue fundador y dirigente del Foro de S�o Paulo, que �l mismo ayud� a concebir y subscribi� una estrategia global para la instauraci�n del socialismo en el continente mediante la articulaci�n ingeniosa de discursos anest�sicos y de cortes quir�rgicos profundos?
Cuando, hace a�os, el Supremo Tribunal de Justicia del Estado del R�o Grande do Sul rechaz� la devoluci�n de posesi�n de una hacienda invadida por el MST, alegando que el propietario anterior no hab�a probado la "utilidad social" del inmueble, pero sin exigir una prueba id�ntica a los nuevos ocupantes, anunci� que el r�gimen de la propiedad agraria en Brasil hab�a cambiado y que nunca volver�a a ser el mismo.
La propiedad agraria es ahora una concesi�n provisional, revocable en cualquier momento por mera exigencia del MST. Y el que se resista ir� a la c�rcel.
En este mismo instante, miles de te�ricos del "derecho alternativo" est�n remodelando la interpretaci�n de cada art�culo de la constituci�n y de los c�digos, para que la revoluci�n se consume hipn�ticamente, sin el cambio aparente de las leyes, sino tan s�lo de su sentido, que pasa a ser el contrario del que era, exactamente como en "1984" de Orwell.
De la noche a la ma�ana, lo que era un derecho se convertir� en una amenaza, lo que era garant�a se transformar� en condena, lo que era verdadero se volver� falso, lo que era de uno ser� de otro.
�O es que me van a decir que no sab�an que "socialismo" era eso?