Los intelectuales

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 18 de mayo de 2003

�Qu� se entiende por �intelectual� en el Brasil de hoy? Es, en esencia, un individuo parlanch�n, empe�ado en enga�ar a la masa de estudiantes semi-analfabetos y a las personas de origen humilde, a quienes impresiona con promesas de una vida mejor bajo el famoso socialismo, un r�gimen maravilloso cuya principal virtud consistir� en no ser nada de aquello que ya existe en los pa�ses socialistas.

Todo el que se dedique a eso con una cierta regularidad durante algunos a�os est� capacitado para ocupar un c�tedra universitaria, para recibir subvenciones del Estado para la publicaci�n de sus discursos grabados y para obtener becas y fellowships de mil y una ONGs millonarias con derecho a viajes por el Exterior.

That�s all.

No se requiere nada m�s, no se pregunta nada m�s, no se exige nada m�s del candidato a hombre de letras. Si es negro, indio, gay o mujer, eso ayuda un poco, pero no es indispensable. El Dr. Emir Sader nunca ha sido nada de eso, pero se le atribuyen los m�ritos de quien poseyese todas esas cualidades al mismo tiempo.

Por supuesto que hay intelectuales que quedan temporalmente al margen de la oratoria popular y que s�lo se dedican a charlar unos con otros sobre los asuntos de moda entre sus cong�neres parisienses. Pero en cualquier momento pueden ser convocados para firmar manifiestos, gritar en las manifestaciones, mostrar indignaci�n ante las c�maras de TV o desempe�ar cualquiera de las otras acciones verdaderamente substanciales de su profesi�n.

Las conversaciones internas del gremio, a las que se dedican en los intervalos de esos momentos culminantes, pueden parecerles extremadamente complejas a la poblaci�n que capta algunos fragmentos de las mismas a trav�s de suplementos culturales o publicaciones similares, pero, cuando son examinadas de cerca, se ve que se refieren siempre al estricto repertorio de los asuntos de inter�s de esa comunidad, los cuales, bajo una impresionante variedad de formas y de camuflajes, son tres y s�lo tres: sexo, dinero y poder. No hay ni una sola tesis universitaria, alocuci�n de c�tedra, ensayo filos�fico, art�culo de peri�dico o declaraci�n televisiva de esas personas que, de manera m�s directa o m�s indirecta, no verse sobre alguna de esas tres cosas, sobre las tres a la vez o sobre la falta de alguna de ellas. Nada m�s.

De ah� el inter�s que sus palabras despiertan en una poblaci�n en la que cada uno est� convencido de no tener jam�s tanto placer sexual como necesita, tanto dinero como merece o tanto poder como le hace falta para poder solucionar todos los problemas nacionales y algunos internacionales.

No hay ni una sola de esas criaturas que no viva, en esencia, del dinero de los impuestos, al que hay que a�adir la contribuci�n de entidades imperialistas como las Fundaciones Ford, Rockefeller y McArthur, dinero que al ser dado a esas personas queda limpio de toda ranciedad reaccionaria o antipatri�tica y se convierte en una fuerza viva al servicio del bien.

No hay tampoco entre ellas ni una sola que pase necesidad, que padezca el paro y las privaciones o que quede desprovista por un solo instante de la solidaridad multitudinaria de sus pares.

En cualquier lugar del mundo en que se encuentre, el individuo tiene hospedaje y empleo garantizados y una red de contactos que le har�n sentirse en casa -- respaldo humanitario indispensable, porque no hay nada m�s triste para un aut�ntico intelectual brasile�o que estar lejos de Garanhuns o de Catol� do Rocha, perdido en el deserto cultural y humano de Nueva York, de Londres o de Par�s.