La mentira total

Olavo de Carvalho

Zero Hora, 9 de marzo de 2003

 

 

A lo largo de 37 a�os de experiencia con los comunistas, nunca me he deparado con ninguna denuncia antiamericana o anticapitalista que, bien analizada, no haya resultado ser una farsa completa y una maestr�a del maquiavelismo. Pero a veces lo digo y la gente s�lo me contesta: �No las has analizado todas.�

 

Claro que no las he analizado todas. Ning�n ser humano podr�a hacerlo. De los 500 mil funcionarios de la KGB, al menos la quinta parte trabajaba en propaganda y desinformaci�n, con millones de ayudantes en todo el mundo. Ning�n gobierno, partido u organizaci�n anticomunista dispuso nunca de un aparato de propaganda que se aproximase, ni siquiera en sue�os, a esa monstruosidad kafkiana. Cualquier intento de equiparar todo eso con la CIA es rid�culo. El presupuesto de la KGB -- sin contar el espionaje militar sovi�tico o sus equivalentes chinos -- superaba el de todos los servicios secretos occidentales juntos. Y la moderna y flexible organizaci�n en �redes� que la izquierda mundial ha montado en substituci�n de las r�gidas estructuras partidarias despu�s de la ca�da de la URSS es todav�a m�s amplia que la KGB. De ah� las �marchas por la paz�. En contrapartida, casi todo el mundo ignora que hasta la II Guerra, 28 a�os despu�s de la fundaci�n de la �Checa� (antecesora de la KGB), los EUA ni siquiera ten�an un servicio secreto permanente para actuar en el Exterior. Para hacerse una idea de la diferencia que eso significa, basta tener en cuenta que hacia 1925 la KGB ya ten�a bajo su control a los principales l�deres intelectuales de Occidente (hay centenares de libros sobre el tema, pero el mejor sigue siendo �Double Lives� de Stephen Koch), mientras que la primera iniciativa anticomunista seria en el campo cultural lleg� s�lo en 1955 con el Congreso por la Libertad de la Cultura, organizado por la CIA en Berl�n Occidental como respuesta a un evento mucho m�s lujoso que la KGB hab�a montado en el Hotel Waldorf Astoria, en Nueva York.

 

Sin ir m�s lejos, comparen el presupuesto del Forum Social Mundial con el del Forum de la Libertad, que tuvieron lugar aqu� mismo, en Porto Alegre, y ver�n c�mo mienten los izquierdistas que se las dan de pobrecitos en su lucha contra los poderosos. Los que son  ricos y poderosos son ellos. La desigualdad de fuerzas es brutal.

 

Para complicar todav�a m�s las cosas, desde que Pavlov, en la d�cada de los 20, descubri� que la estimulaci�n contradictoria favorec�a la credulidad de las masas, la propaganda comunista nunca m�s se preocup� de tener coherencia. Al Partido Comunista jam�s le import� montar al mismo tiempo campa�as nacionalistas y globalistas, pro-jud�as y anti-jud�as, o incentivar la criminalidad y simult�neamente acusar al capitalismo de ser una anarqu�a que propicia el crimen. Al provenir de lados diversos, el bombardeo de mentiras parec�a m�s espont�neo a�n y, por tanto m�s fidedigno.

 

Todo eso ya era as� en la �poca de Stalin. Con la flexibilizaci�n en �redes�, la confusi�n intencionada se volvi� m�s desconcertante a�n, a la vez que las subvenciones de propaganda sovi�ticas eran ventajosamente substituidas por el dinero del narcotr�fico, de mega-empresas de fachada, de los organismos internacionales repletos de comunistas.

 

Por eso nadie jam�s hizo ni har� un examen cr�tico ni siquiera de una parte insignificante de la mentira comunista. Ya no hay descripci�n humana capaz de abarcar el tama�o de la m�quina que la produce. La mentira comunista ha transcendido el �mbito de la pol�tica y ha cobrado dimensiones de civilizaci�n: es la civilizaci�n de la mentira total.