Socios de Saddam

Olavo de Carvalho

Jornal da Tarde, 27 de febrero de 2003

 

 

Los pa�ses que ofrecen mayor resistencia a los EUA tienen buenas razones para hacerlo, ya que son tambi�n los mayores proveedores de armas de Saddam Hussein. Se puede leer un resumen de la lista de compras hecha en Mosc�, Par�s y Berl�n en www.newsmax.com/archives/articles/2003/2/13/134858.shtml. Alemania es la fuente esencial de tecnolog�a at�mica para Irak, donde Francia, por su parte, tiene algunas de sus principales inversiones. Rusia tiene 4 mil millones de d�lares pendientes de cobro por armas vendidas a Irak y siente ya dolor en el bolsillo ante la eventual ca�da de Saddam.

 

Nada de eso sale en nuestros medios de comunicaci�n. Tampoco se lee en ellos ni una sola palabra sobre la financiaci�n de las organizaciones de fachada que promueven manifestaciones �pacifistas� en 500 ciudades del mundo. Si quiere informarse al respecto, lea www.oexpressionista.com.br/reportagem_especial/ y d� gracias al cielo de que exista internet.

 

En contrapartida, pululan en los peri�dicos brasile�os las denuncias de que fueron los propios americanos los que �dieron armas qu�micas a Irak�, en la guerra contra Ir�n, sin que ni uno s�lo de los indignados denunciantes se acuerde de informar de que, en aquella �poca, las substancias usadas para la fabricaci�n de esas armas ni siquiera eran controladas: la compra fue hecha tranquilamente en nombre de la Universidad de Bagdad mediante un pedido directo a los proveedores. El caso es similar al de los componentes de armas at�micas adquiridos libremente en el mercado americano por estatales chinas. Todas las fuerzas antiamericanas en el mundo se sirven de esta doble estratagema: mediante el abuso de confianza obtienen de los EUA los medios para hacer el mal y, acto seguido, echan la culpa al gobierno americano del mal que hacen. La primera parte de la operaci�n es realizada por esp�as disfrazados de comerciantes; la segunda, por agentes de influencia esparcidos por los medios de comunicaci�n y por el show business. Para cualquier servicio secreto de un gobierno totalitario, la articulaci�n entre la estrategia militar y la desinformaci�n masiva es un principio elemental de trabajo, pero la poblaci�n en general opone a cualquier noticia sobre el asunto la obstinada resistencia de la incredulidad bobalicona, prefiriendo dar cr�dito total a embustes pat�ticos modelo Oliver Stone.

 

En la misma l�nea de desinformaci�n general, la ONU es tratada como si fuese el templo de los buenos sentimientos, que aletea divinamente por encima de las viles ambiciones humanas, y no un poder pol�tico dotado de fines e intereses propios, los m�s avasalladoramente imperialistas que haya conocido jam�s la humanidad. El que quiera saber algo al respecto tendr� que buscarlo en libros, como La Face Cach�e de l�ONU (Paris, Sarment, 2002), de Michel A. Schooyans, L�Empire �cologique ou la Subversion de l��cologie par le Mondialisme, de Pascal Bernardin (Paris, �ditions Notre-Dame des Gr�ces, 1998), y The Fearful Master, de E. Edward Griffin, que puede ser bajado del site www.getusout.org/resources/fearful_master/.

 

La ONU es hoy el centro propagador de la estrategia antiamericana global, especialmente por medio de las �redes� de ONGs que subvenciona. Una explicaci�n breve pero precisa sobre el funcionamiento de las mismas fue dada por un agente comunista con muchos a�os de experiencia, Jos� Luis Del Royo � al que conoc� en mis tiempos de militancia --, y puede ser le�da en www.cubdest.org/0306/gfsm03redp.html. Por esas redes circula el poder comunista en el mundo, poniendo en marcha movimientos de masa y campa�as de prensa en cuesti�n de horas, en todos los continentes, enga�ando al p�blico con una impresi�n de unanimidad espont�nea.

 

Pr�cticamente no hay debate en la ONU que no haya sido largamente preparado a trav�s de las redes. Un caso perfectamente visible fue la c�lebre conferencia de Durban, a la que EUA e Israel acudieron sin saber que ya estaba todo montado para una condena general del sionismo. Hasta la v�spera, el consenso mundial estaba convencido de lo que dec�a Martin Luther King: que anti-sionismo era s�lo una denominaci�n elegante del anti-semitismo. De repente, en un abrir y cerrar de ojos, la opini�n abominable aparec�a firmada y aprobada, oficialmente, por representantes de todos los pa�ses excepto dos. Era el milagro de las �redes�.

 

Especialmente asombroso es lo que pasa en nuestra Amazonia, donde pr�cticamente todas las ONGs indigenistas y ecol�gicas empe�adas en violar la soberan�a nacional son tent�culos de la ONU y, no obstante, cualquier denuncia contra ellas aparece en los medios de comunicaci�n con tonos escandalosamente antiamericanos, imputando a la v�ctima las culpas de sus verdugos.