Directamente en la fuente
Olavo
de Carvalho
O Globo, 18 de enero de 2003
Que toda historia tiene por lo menos dos lados, es una verdad
primaria que ning�n periodista novato tiene el derecho de ignorar. Y
no hay una manera m�s torpe de ocultar uno de los lados de la historia
que contarlo siempre desde el punto de vista del otro, sin dejar que
se muestre a los lectores por s� mismo, con su propia cara y sus
propias palabras. Eso es pseudo-periodismo de la m�s baja estofa.
Pues bien: el conservadurismo norteamericano, que est� en el poder y
va a permanecer en �l por lo menos otra generaci�n, constituyendo por
tanto una de las fuerzas pol�ticas m�s decisivas del mundo, s�lo es
conocido por el p�blico brasile�o seg�n la versi�n que presentan de �l
sus enemigos del Partido Dem�crata o incluso de la extrema izquierda.
Eso es as�, de forma inalterable, desde hace veinte a�os al menos. En
nuestros medios de comunicaci�n, jam�s el punto de vista de los
republicanos,
conservatives y
libertarians, es mostrado en s� mismo,
en el original, para que los brasile�os se
formen de �l un juicio basado en el conocimiento directo. A excepci�n
de lo que pasa en la prensa de los pa�ses comunistas, no conozco otro
caso de ocultaci�n tendenciosa tan general, tan sistem�tica, tan
infalible.
Sin embargo, ser�a un error atribuirla exclusivamente a la
inclinaci�n izquierdista imperante en nuestras redacciones. Una
curiosa coincidencia de circunstancias ayuda al izquierdismo a mentir
con inocencia. Es que, al relatar lo que pasa en otro pa�s, todo
periodista toma instintivamente como patr�n de valoraci�n a los
grandes medios de comunicaci�n de ese pa�s. Si lo que �l ha escrito
concuerda con lo que �stos han dicho, cree haber hecho un relato
fidedigno y duerme en paz con su conciencia. Pues bien, lo que sucede
es que los grandes medios de comunicaci�n norteamericanos son todos
clintonianos o incluso abiertamente
pro-izquierdistas. Si de ellos dependiese,
George W.
Bush no ser�a presidente de la Rep�blica,
y Osama bin
Laden quiz� no llegar�a a recibir
homenajes p�blicos, pero al menos ser�a absuelto como v�ctima de la
sociedad. Eso quiere decir que, para que un periodista brasile�o
impida el acceso del p�blico a la otra mitad de la historia, sin darse
cuenta siquiera de que lo est� haciendo, basta que se atenga a lo que
sali� publicado en el
New York Times, en el
Washington Post, en la
CNN, etc.
Lo que estoy diciendo parece refutado por el hecho de que
Bush tiene uno de los m�s altos �ndices de
aprobaci�n jam�s alcanzado por un presidente norteamericano.
Aparentemente, nadie puede conseguir eso sin el apoyo de los gigantes
medi�ticos. Pero precisamente ah� est� la diferencia. En EUA, puede.
Es que los grandes medios de comunicaci�n de las capitales, all�, no
son tan grandes como los de aqu�, proporcionalmente. Su poder
innegable es contrarrestado por el de la inmensa red de peri�dicos del
interior, cuya fuerza no tiene equivalente en nada de lo que existe en
Brasil. Cada peque�a ciudad americana tiene dos o tres peri�dicos de
alta calidad, adem�s de media docena de estaciones de radio y TV. Si
los conservadores enfrentaron y vencieron al poder de los gigantes,
fue atrincher�ndose en los medios de comunicaci�n locales, usando con
habilidad los recursos de
internet y creando organizaciones
de
media watch
que, demostrando con m�todos cient�ficos la tendencia izquierdista de
las noticias, acabaron desacreditando a los medios de comunicaci�n
millonarios ante gran parte del p�blico y de los anunciantes. Otra
cosa que les ayud� fue la red de agencias que distribuyen art�culos a
los peque�os peri�dicos de todo el pa�s. En ellos, un columnista
vetado en los grandes medios de comunicaci�n puede acabar teniendo m�s
lectores que las mayores estrellas del
NYT o del
Post. Es lo que pasa con
Thomas Sowell y David
Horowitz -- para mi gusto, los mejores.
Los periodistas brasile�os -- unos por sinvergonzoner�a, la mayor�a
por ignorancia genuina -- desprecian esos hechos y, cuando cuentan la
historia por un s�lo lado, creen no estar haciendo nada deshonesto.
Contra esa ilusi�n de una conciencia demasiado f�cil de apaciguar, hay
que recordar que la verdadera idoneidad period�stica no se contenta
con apariencias veros�miles. Ella duda de s� misma, va hasta el fondo,
busca testigos ignorados y deja que hablen. Si entre los periodistas
brasile�os nadie hace eso en lo que se refiere a los conservadores
americanos, es porque cada uno, en su interior, teme conocerlos:
podr�an acabar gust�ndole. Huyendo de conocimientos indeseables el
prejuicio adquiere el poder de un dogma.
Si usted no tiene miedo de conocer, salte la barrera. Vaya
directamente a las fuentes. He aqu� las principales, que est�n en
internet:
Peri�dicos, revistas y agencias:
Townhall
(http://www.townhall.com),
National Review
(http://www.nationalreview.com),
WorldNetDaily
(http://www.worldnetdaily.com),
Newsmax
(http://www.newsmax.com),
Drudge Report
(http://www.drudgereport.com),
The
Human Events
(http://www.humaneventsonline.com).
Doctrina
y pol�mica:
The New American
(http://www.thenewamerican.com),
The Federalist
(http://www.federalist.com),
Common Conservative
(http://www.commonconservative.com).
Cultura
e ideas:
Reason
(http://www.reason.com),
The Weekly Standard
(http://www.weeklystandard.com),
Front Page Magazine
(http://www.frontpagemag.com),
Jewish World Review
(http://www.jewishworldreview.com),
Enter Stage Right
(http://www.enterstagerigth.com),
The Weekly Standard
(http://www.weeklystandard.com),
Insight Magazine
(http://www.insightmag.com),
The
Excellent Thought
(http://www.excellentthought.net),
Intellectual Conservative
(http://intellectualconservative.com),
Accuracy in Academia
(http://www.academia.org).
Think Tanks:
The Claremont Institute
(http://www.claremont.org),
The Heritage Foundation
(http://www.heritage.org),
Cato Institute
(http://www.cato.org).
Media Watch:
Accuracy in Media
(http://www.aim.org),
Honest Reporting
(http://www.honestreporting.com),
Conservative Truth
(http://www.conservativetruth.org/index.php).