Terrorismos y globalismos
Olavo
de Carvalho
Zero Hora, 08 de septiembre de 2002
Hace ya m�s de una d�cada que los intelectuales de izquierda
colocados en la Escuela Superior de Guerra y en las academias
militares procuran vender a los oficiales de nuestras Fuerzas Armadas
la teor�a de que, con la ca�da de la URSS, el comunismo se ha acabado,
el mundo se ha vuelto unipolar y el polo �nico, con sus crecientes
ambiciones de dominio mundial, es el virtual enemigo contra el que se
deben dirigir los planos estrat�gicos de la defensa nacional.
Muchos oficiales, presionados por las machaconas campa�as de
difamaci�n period�stica que les acusan de los peores cr�menes, por la
creaci�n del Ministerio de Defensa que los excluye de las reuniones
ministeriales, por el recorte de las partidas presupuestarias que
reduce las Fuerzas Armadas a la impotencia, por la proliferaci�n de
ONGs indigenistas y ecologistas que
excluyen de la fiscalizaci�n militar parcelas cada vez m�s abundantes
del territorio amaz�nico, etc., etc., se inclinan a aceptar esa
teor�a, que les permite vislumbrar, por detr�s de tantas humillaciones
que vienen padeciendo, la figura de un culpable: el imperialismo
americano.
Seg�n esos presupuestos, la reacci�n del gobierno
Bush a los atentados del 11 de septiembre
ser�a un paso m�s de la escalada imperialista americana que pone en
peligro al mundo y, naturalmente, a Brasil. Para dar mayor
credibilidad a esa �teor�a de la conspiraci�n�, el �ltimo editorial de
�Ombro a
Ombro�, peri�dico de temas militares
distribuido entre millares de oficiales brasile�os, llega incluso a
ofrecer un refrito de la vieja jerga de la campa�a antiamericana de
los tiempos de la guerra de Vietnam, dividiendo a los hombres de la
c�pula de Washington entre �palomas�, que quieren someter la sa�a
belicosa americana al control de la ONU, y �halcones�, que no aceptan
ning�n freno y s�lo quieren mandar en el mundo. La conclusi�n que de
ah� se deriva es obvia: la defensa nacional debe aliarse con los
�palomas�, apoyando a las fuerzas multinacionales que, desde Cuba a
China y desde la Comunidad Econ�mica Europea al Sr.
Yasser Arafat,
quieren cortar las alas de los �halcones�. La conclusi�n es tan
coherente con las premisas que acaba imponi�ndose casi
autom�ticamente. S�lo hay un problema: las premisas son falsas.
(1) No hay mundo unipolar. Hay, por un lado, la alianza EUA-Israel y,
por otro, el bloque del
globalismo izquierdista atrincherado en la
ONU. Militarmente, las fortalezas de este �ltimo son China --
involucrada en crecientes preparativos nucleares a escala de guerra
global --, Rusia (que bajo manga nunca ha cesado de ayudar a
terroristas en todo el mundo), algunos pa�ses �rabes fuertemente
armados y,
last
not least, la red mundial de organizaciones narcoterroristas; econ�micamente,
la Comunidad Econ�mica Europea, sin cuyo apoyo las embestidas de
Arafat contra Israel ya habr�an acabado
por falta de gasolina; pol�tica y
publicitariamente, los grandes medios de
comunicaci�n izquierdistas internacionales (incluidos los principales
peri�dicos americanos), que diariamente siembran ciza�a contra
George W.
Bush.
(2) Los EUA no son una Uni�n Sovi�tica a la inversa, es decir, un
Estado totalitario de derechas, apto para formular planos estrat�gicos
a largo plazo que seguir�n siendo obedecidos fielmente a trav�s de
las generaciones, sino una
democracia, cuya pol�tica internacional cambia como del d�a a la noche
tras cada nueva elecci�n presidencial.
(3) Todas las presiones imperialistas que se supone que han estado
por detr�s de la humillaci�n de nuestras Fuerzas Armadas tuvieron
lugar durante el gobierno del m�s inocente de los �palomas�, el Sr.
Bill Clinton,
y no del �halc�n� George W.
Bush.
(4) El Sr. Clinton, al mismo tiempo que
ejerc�a esas presiones sobre nosotros y sobre no s� cuantos otros
pa�ses, disminu�a los efectivos, el presupuesto, la flota de combate y
las reservas nucleares de las fuerzas armadas de su propio pa�s,
bloqueaba investigaciones contra la penetraci�n de terroristas �rabes,
debilitaba gravemente a la CIA y al FBI y, en suma, hac�a exactamente
lo contrario de lo que ser�a l�gico en una escalada imperialista. Es
m�s: habiendo sido elegido con la ayuda de aportaciones de campa�a
chinas, vet� tambi�n investigaciones contra el espionaje nuclear chino
en Los �lamos y movi� Roma con Santiago para transferir a China el
control del Canal de Panam�, zona estrat�gica. Finalmente, despu�s del
11 de septiembre, se sum� al clamor de la izquierda internacional que
lanzaba sobre la v�ctima la culpa de los atentados y exig�a que los
EUA, en vez de usar soberanamente de su derecho de reacci�n, aceptasen
convertirse en una mera fuerza auxiliar de la ONU. �Qu� diablos de
imperialista yanqui es �se? Vistas, por tanto, como manifestaciones de
una ambici�n imperial de Washington, las presiones
anti-brasile�as del gobierno
Clinton no tienen ning�n sentido. Vistas
como maniobras destinadas a indisponer a Brasil contra los EUA y a
fortalecer el otro polo de la dominaci�n global, tienen todo el
sentido del mundo.
(5) Las campa�as de prensa contra nuestras Fuerzas Armadas � en
paralelo con la beatificaci�n de los terroristas de la d�cada de los
70 � provinieron siempre de periodistas de izquierda que, en pol�tica
internacional, se alinean n�tidamente con ese segundo polo, contra los
EUA.
(6) Nuestros militares no han sido desarmados s�lo material y
moralmente. Han sido desarmados intelectualmente: la supresi�n de la
asignatura �guerra revolucionaria� del programa de las academias
militares ha dejado a dos generaciones de oficiales del ej�rcito de
tierra sin la menor preparaci�n para orientarse en el marco de la
violencia revolucionaria continental, hoy m�s intensa y m�s amplia que
en la d�cada de los 70. El entonces presidente de la Rep�blica es hoy
un adepto entusiasta del mismo candidato presidencial que, en las
reuniones del Foro de S�o Paulo, de 1990
al 2001, firm� sucesivos pactos de solidaridad con organizaciones
terroristas latino-americanas.
(7) De las ONGs que infestan nuestra
Amazonia, substray�ndola del poder
fiscalizador de las Fuerzas Armadas, la mayor�a no tienen ra�ces en
los EUA, sino en los pa�ses europeos y en la ONU, o sea: en el otro
polo imperialista, en el
globalismo antiamericano (el cual, claro
est�, tiene en los EUA el apoyo del Sr.
Clinton y del resto del �palomar�).
En virtud de estas observaciones, no es posible dejar de concluir que
nuestras Fuerzas Armadas, y especialmente las nuevas generaciones de
oficiales, est�n siendo blanco de un amplio
y pertinaz esfuerzo de desinformaci�n y manipulaci�n, destinado a
convertirlas en instrumentos d�ciles del antiamericanismo organizado,
de la revoluci�n continental y del polo
globalista de la izquierda. Hoy, las
promesas lisonjeras de los cuatro candidatos izquierdistas anuncian,
tras dos d�cadas de humillaci�n, la restauraci�n de la dignidad de
nuestras Fuerzas Armadas. �Pero podr� haber dignidad en quien se deje
vender tan barato a �sos mismos que tanto han hecho por rebajarle el
precio?