Asesor�a gratuita
Olavo de Carvalho
Jornal da Tarde, 11 de junio de 1998
La Asociaci�n Brasile�a de Gays, Lesbianas y Travestis y el Grupo Gay de Bah�a acaban de pedir al Consejo Federal de Psicolog�a (CFP) que sean castigados, por delito de charlataner�a, los psic�logos que participen en el III Encuentro Cristiano sobre Homosexualidad, que empieza hoy en Vi�osa, MG.
El encuentro, que reunir� a terapeutas, pastores y misioneros, es promovido por Exodus, la mayor red mundial de grupos cristianos de ex-homosexuales, y tiene como objetivo ofrecer una alternativa de inspiraci�n religiosa a las personas que deseen volver a una conducta sexual compatible con la moral evang�lica.
Seg�n la denuncia que las entidades gays y lesbianas han enviado al CFP, todos los psic�logos que participen en ese acontecimiento cometer�n una infracci�n, porque:
1) La Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS) excluy� la homosexualidad del C�digo Internacional de Enfermedades.
2) Las propuestas del encuentro �no tienen el menor fundamento m�dico o psicol�gico, sino que se basan s�lo en consideraciones religiosas altamente discutibles�.
3) La Asociaci�n Psiqui�trica Americana considera a los grupos de ex-gays fraudulentos y perjudiciales.
Adem�s del castigo de los psic�logos, los reclamantes exigen al Consejo Federal de Psicolog�a que denuncie p�blicamente la propuesta del encuentro como �llena de prejuicios y discriminatoria, inspirada en supercher�as religiosas�.
Desde el punto de vista l�gico, hay que observar lo siguiente:
1) El hecho de que la OMS haya quitado la homosexualidad de la lista de enfermedades s�lo quiere decir que no hay consenso cient�fico suficiente para clasificarla como enfermedad. La implicaci�n inevitable es que la homosexualidad no es un problema m�dico sino un problema moral, sobre el que cada cual tiene derecho a tomar postura seg�n su conciencia: precisamente lo contrario de la conclusi�n que los gays pretenden sacar. La pretensi�n de prohibir las opiniones personales donde no haya consenso cient�fico es absurda, adem�s de totalitaria. Pero, aunque hubiese consenso establecido, ir contra el consenso es un derecho elemental y universal cuya negaci�n implicar�a autom�ticamente la prohibici�n de emitir nuevas hip�tesis y la paralizaci�n, por tanto, de toda investigaci�n cient�fica.
2) La homosexualidad es condenada, de manera literal e inequ�voca, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, as� como en las escrituras sagradas de los musulmanes y de los hinduistas. Cualquier fiel de esas religiones tiene no s�lo el derecho, sino tambi�n el deber de proclamar su rechazo a esa pr�ctica. Prohibir que lo hagan es violar totalitariamente la conciencia religiosa de dos terceras partes de la humanidad, una parcela mucho mayor que la de los gays y lesbianas, por m�s ruidosa que sea esta �ltima. Si el derecho de alabar la homosexualidad no es m�s que el opuesto complementario del derecho de censurarla, ya no se trata entonces de justicia y de derechos humanos, sino de la dictadura de una minor�a rencorosa y fascista. Nadie, en su sano juicio, puede aceptar eso.
3) Al proclamar que las creencias que fundamentan el encuentro son �altamente discutibles� y al oponer a ellas la opini�n de la Asociaci�n Psiqui�trica Americana, el documento da por supuesto que esta �ltima es absolutamente indiscutible, lo que es una estupidez monumental, incluso porque en ciencia, por definici�n, todo es esencialmente discutible, es m�s, es cient�fico precisamente por causa de ello.
Pero desde el punto de vista jur�dico las cosas son m�s interesantes todav�a:
1) Ofrecer una alternativa religiosa, declarando que es religiosa, no es lo mismo que ofrecer una terapia diciendo que es cient�ficamente reconocida cuando no lo es. S�lo en este �ltimo caso podr�a haber sospecha de charlataner�a. Puesto que no es veros�mil que las entidades firmantes de la denuncia ignoren algo tan banal, que una r�pida consulta al C�digo Penal ser�a suficiente para confirmar, la acusaci�n de charlataner�a tipifica n�tidamente el delito de denuncia calumniosa (art�culo 339 del C�digo Penal: �causar el establecimiento de investigaci�n policial o de proceso judicial contra alguien, imput�ndole un delito del que sabe que es inocente�). Dado que la denuncia calumniosa es delito de acci�n p�blica, el CFP, en cuanto reciba el infame documento, tiene la obligaci�n de solicitar inmediatamente a la Justicia que tome las medidas legales pertinentes contra los delincuentes: Asociaci�n Brasile�a de Gays y Lesbianas y Movimiento Gay de Bah�a.
2) Despreciar como �supercher�a� los preceptos que condenan la homosexualidad en la Tor�, en el Evangelio y en el Cor�n tipifica n�tidamente el delito de ultraje al culto (art�culo 208 del C�digo Penal: �Escarnecer de alguien, p�blicamente, por motivo de creencia o de funci�n religiosa�). Los firmantes de la denuncia est�n sujetos, por tanto, a responder tambi�n por este delito.
Corregir la deficiente l�gica del documento gay es algo que yo mismo puedo hacer, dada mi condici�n de oficio. (No hace falta que me lo agradezcan, que me sentir�a violento.) Respecto a la parte legal del caso, hago un llamamiento a los abogados de este pa�s para que ofrezcan asesor�a jur�dica gratuita a la Asociaci�n y al Grupo Gay de Bah�a, para que esas entidades, ensandecidas por la sa�a punitiva que les inspira su doctrina fan�tica, no acaben complic�ndose ante la Justicia, m�s de lo que ser�a necesario para poder defender, de manera sensata y dentro de la ley, la causa que representan.