Un t�tulo de Dostoievski
Olavo de Carvalho
Jornal da Tarde, 16 de abril de 1998
El ciclo de conferencias que comenz� el d�a 13 en la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ) sobre el tema "Globalizaci�n: el hecho y el mito" se presenta con la finalidad declarada de combatir al "pensamiento �nico". Quien lo dice, en su edici�n del d�a 12, es el Jornal do Brasil, que, siendo co-patrocinador del evento, debe naturalmente saber de qu� se trata. Al consultar, pues, el venerable peri�dico para averiguar qu� diablos es el "pensamiento �nico" descubro que, seg�n las palabras del reportero Cl�udio Cordovil, sujeto fidedigno a m�s no poder, es "un pensamiento dominante entre las elites tecn�cratas, pol�ticas, econ�micas y period�sticas que, b�sicamente, intenta garantizar que, en los dominios de la acci�n p�blica, s�lo haya un camino". Para combatir a ese execrable monstruo manipulador de conciencias, se ha reunido en la UERJ un pu�ado de intr�pidos intelectuales brasile�os, bajo la indispensable tutela de algunos prestigiosos invitados franceses.
Me froto los ojos, incr�dulo. �Habr� cambiado de chaqueta la intelligentsia? �Tras d�cadas de un represivo uniformismo colectivista � que he descrito en El Imb�cil Colectivo con meticulosidad suficiente como para no tener que repetirme ahora �, habr� optado repentinamente por la diversidad, por el incentivo a la discrepancia, por el est�mulo a la reflexi�n personal al margen de todo servilismo a la opini�n de la colectividad bien pensante?
Que responda el lector. Para ello, basta conocer dos detalles sobre el evento.
El primero es la alternativa que propone al �pensamiento �nico� la estrella del c�nclave, el soci�logo Robert Castel, director de investigaciones de la ��cole de Hautes �tudes en Sciences Sociales� de Par�s. Para combatir la maldita uniformizaci�n de las mentes, dice el profesor, hacen falta cuatro cosas: m�s uni�n de las izquierdas, m�s solidaridad colectiva, m�s control de la sociedad mediante las leyes y, last not least, un aumento del poder del Estado, "guardi�n �ltimo de la cohesi�n social". En definitiva: habr� m�s libertad y variedad de pensamiento cuando todos piensen igual y, en caso de discrepancias, la autoridad estatal diga la �ltima palabra en forma de un general ��silencio!�.
La maravillosa receta se encuentra en el libro Metamorfosis de la Cuesti�n Social, cuya traducci�n brasile�a entreg� el profesor Castel durante el evento para deleite de un estupefacto mundo.
Alguien podr�a imaginar que el profesor Castel est� bromeando. Lamento decepcionarles, pero se trata de un hombre serio, que cree p�amente en lo que dice, y, por tanto, ya no se puede hacer nada por �l.
El segundo detalle es la lista de los invitados brasile�os, entre los que destacan, para la m�xima brillantez del simposio, los nombres de Maria da Concei��o Tavares, Jos� Lu�s Fiori, Paulo Arantes y Emir Sader. �Qui�n no los conoce? Anticip�ndose de forma pionera a la aplicaci�n, en peque�a escala, de las propuestas que el profesor Castel ofrece para la renovaci�n del mundo, los organizadores del ciclo tuvieron la sabia precauci�n de escoger conferenciantes que estuviesen de acuerdo en lo esencial, a fin de evitar algunas situaciones vejatorias en las que se hubiese hecho necesario recurrir al poder p�blico para restablecer la cohesi�n amenazada.
Ante esos dos detalles, el lector no tendr� la menor dificultad en constatar que nuestra intelligentsia universitaria, como el ingl�s del chiste, muerto y resucitado en forma aparente de caca de vaca, realmente no ha cambiado nada.
Tanto en el c�nclave como en las doctrinas del profesor Castel, la �nica novedad, si es que llega a serlo, es de orden ret�rica y sem�ntica: despu�s de casi dos siglos de combate a la diversidad an�rquica del mercado y de apolog�a del dirigismo entr�pico cuya versi�n sovi�tica George Orwell describi� tan bien en 1984, la intelectualidad izquierdista ha descubierto que el viejo discurso uniformista ha perdido todo atractivo mercadol�gico y ha decidido recurrir al m�s desesperado y psic�tico de los m�todos: invertir completa y ostensiblemente el significado de todas las palabras. A partir de ahora, la libertad de mercado es la que uniformiza, mientras que el control estatal de todo se trasforma, m�gicamente, en el proveedor de la diversidad. El truco de ilusionismo verbal no llega a funcionar muy bien s�lo porque, al final, la maravillosa diversidad, cansada de representar a la fuerza el papel de su contrario, acaba confesando que no es m�s que "cohesi�n", "solidaridad" y "control", cosas que todo el mundo sabe perfectamente lo que son, aunque, en la experiencia hist�rica del socialismo, hayan asumido formas realmente diversas, que van desde el espionaje electr�nico de la vida privada hasta el fusilamiento en masa en las plazas p�blicas.
Pero el mensaje alucin�geno, para ser cre�do aunque s�lo sea por algunos minutos, requiere una situaci�n tambi�n alucin�gena: la elite parlante que detenta el poder sobre el universo cultural denuncia que el universo cultural est� bajo el poder de una elite parlante � y, para la noble finalidad de expulsarla, reivindica m�s poder. Si la representaci�n montada de ese modo parece superar por unos instantes los limites de una impostura meramente humana, tampoco en eso hay algo substancialmente nuevo: en 1872 Fi�dor N. Dostoievski pon�a ya a su libro sobre la mentalidad de la intelligentsia izquierdista el t�tulo de Los Demonios.